Los 0,2 litros de agua de lluvia que se registraron ayer en Elche no han servido para nada, ni para un baldeo de las calles, y ni mucho menos para el campo, al que estas semanas le hubiese venido muy bien una tormenta, sin granizo, para aumentar el calibre de la granada.

El geógrafo ilicitano Vicente Bordonado valoró que «llevamos prácticamente 130 días sin registrar lluvia en Elche». El último día que se anotó lluvia en Elche fue el 11 de mayo, cuando se registraron 8 litros por metro cuadrado en la ciudad.

Una lluvia de este estilo sería muy beneficiosa para el campo, aseguró ayer el presidente de Asaja Jóvenes Agricultores, Pedro Valero, que dijo que «al campo siempre le viene bien una lluvia al final de verano, cuando, además, puede beneficiar al calibre de la granada, como sucedió hace unos años. No vendía bien una lluvia de 10 litros, pero sin granizo».

Esta situación se extiende a otras ciudades de la provincia. En Alicante la lluvia que por fin volvió en la madrugada de ayer registró 1,4 litros por metro cuadrado, los primeros de un mes de septiembre en el que lo normal es que el pluviómetro de Ciudad Jardín recoja sobre los cien litros por metro cuadrado, según la estadística de la Agencia Estatal de Meteorología. En Alicante, apenas se han recogido tres litros por metro cuadrado en cuatro meses.

Tres años de sequía han terminado cambiando hasta el paisaje de una ciudad, la capital de la provincia, que, a vista de pájaro desde el castillo de Santa Bárbara, va camino de convertirse en la postal de una ciudad más propia del desierto de Atacama, donde llueve un poquito menos que en Alicante.

El anticiclón que se instaló sobre Alicante a finales del pasado octubre de 2015 y que la ha dejado prácticamente sin precipitaciones, ha agudizado el proceso de desertización que sufre la provincia, la más amenazada del sur de Europa junto a Murcia y Almería. La provincia pasa ya por el tercer año consecutivo de sequía, una circunstancia que puede pasar una factura ambiental sin precedentes, según los expertos.

La última vez que la provincia vivió una secuencia tan seca y prolongada como la actual se vivió en 1994, un año de extrema sequía en Alicante. Según un informe del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) sobre el avance de la desertificación en España advierte de que la sequía ha provocado ya que el 20% del territorio español se encuentre afectado por la desertificación, un proceso que acaba con la fertilidad del suelo, algo previo a la desertización, término que define al proceso en el que desaparece la población.