José, (nombre ficticio), estuvo trabajando durante cuatro años para una empresa de la construcción. «Durante este tiempo sólo me hacían contrato cuando tenía que estar trabajando en la calle, en la rehabilitación de alguna fachada», explica el ilicitano, que asegura que «cuando estábamos trabajando en el interior de una vivienda no tenía contrato y me pagaban en negro».

Así aguantó varios años ya que, como él mismo dice, «las facturas hay que pagarlas igual, y tengo tres hijos a los que alimentar. Solo con el sueldo de mi mujer no podíamos salir adelante».

«En mi misma situación estaban mis compañeros de trabajos, que según la época del año podían ser 3 o hasta 8, y ninguno teníamos contrato», afirma este vecino de Elche.

Así siguió hasta que se cansó y decidió poner en marcha su propia empresa de albañilería. «La única forma de cotizar a la Seguridad Social era darme de alta como autónomo, y eso fue lo que acabé haciendo, ya que siempre que pedía el contrato me daban largas. No tenía otra solución que dejarlo». j. a. m.