La plataforma ciudadana de Ayuda a Personas Refugiadas Sirias de Elche acaba de cumplir un año. Nació con el objetivo de ayudar a quienes estaban pasándolo mal y al hacer balance en su primer aniversario ven cómo, muy a su pesar, siguen siendo igual o más necesarios que antes. Y es que poco o nada ha cambiado desde entonces cuando vieron necesario actuar para mejorar la situación de personas que huían de la guerra.

La entidad sigue recaudando fondos y es por ello que han organizado unos actos para los próximos días. El primero de ellos es una narración de minirrelatos de personas refugiadas, que estarán acompañados por música en directo. El acto tendrá lugar el próximo viernes, a las 20.30 horas en el Club de Cultura y Ocio Alternativo, en la calle Sant Pere. Además, el día 1 de octubre ofrecerán la representación del sainete de Manuel Solto «Als Bous de Castelló», en el IES La Foia.

Balance

Lo que parecía un objetivo sencillo y puntual de prestar ayuda en un momento determinado se ha convertido en uno a más largo plazo. De hecho, desde el colectivo apuntan que ha sido un «año duro pero que ha pasado muy rápido. Ha sido muy positivo por el trabajo realizado pero también muy negativo, ya que surgimos para prestar ayuda a gente que en teoría iba a venir y un año después vemos que la situación es la misma. En aquel entonces ya tuvimos que virar la estrategia porque la gente donde lo estaba pasando mal en la frontera», explica desde el colectivo Luci Caretta. Pese al tiempo transcurrido, la entidad sigue estando más activa que nunca y continúa mandando ayuda.

No obstante, algo han aprendido. «Comenzamos juntando mercadería, como alimentos no perecederos para enviarlos, productos que hicieran falta a quienes podían estar en la frontera. Pero en todos este tiempo nos hemos dado cuenta de que eso también requiere de costosos envíos, lo que no resulta muy sostenible», recuerda Luci Caretta. Así fue por lo que cambiaron de estrategia. «Ahora intentamos recaudar dinero con el objetivo de comprar en Grecia los víveres, para ahorrarnos el envío y contribuir un poco con la economía del país», señala Caretta.

Pese a ello, siguen recogiendo y mandando objetos de utilidad para los refugiados, como zapatos -que suelen donar empresas ilicitanas, como carritos de bebé. Al mismo tiempo, el colectivo sigue intentando atender las necesidades específicas que puedan tener ciertos refugiados que ven cómo su situación, ya de por sí mala, es peor al sufrir determinadas dolencias.

El problema es que el colectivo se encuentran actualmente buscando un nuevo local que les permita almacenar temporalmente estos objetos que aún siguen recopilando para enviar a modo de ayuda.

«No queremos dedicar el dinero que la gente dona para pagar un alquiler», expresan. Por eso se hallan buscando alguna persona que pudiera colaborar cediendo de manera temporal algún hueco o espacio en su nave.