Preocupados e indignados. Así se encuentra la mayoría de los padres de alumnos que cursan estudios en el instituto de Torrellano, un centro que, coincidiendo con el arranque del nuevo ejercicio académico, está siendo protagonista de nuevo por los defectos de construcción que empieza a acumular y cuyo coste no será de 20.000 euros, como en un principio se anunció, sino de 251.000.

Defectos que van in crescendo y que, en paralelo, están generando cada vez más inquietud en la comunidad educativa, la cual reclama con una única voz que se actúe de inmediato y que se garantice la seguridad de los que aquí trabajan y estudian.

Sin embargo, algunos de los últimos anuncios por parte de las administraciones públicas han contribuido a generar más malestar y nervios que tranquilidad. El pasado miércoles, el alcalde de Elche, Carlos González, y la edil de Educación, Patricia Macià, acudían al centro y comunicaban que el proyecto de las obras costarían cerca de 20.000 euros y que las mismas se licitarían y comenzarían en breves semanas.

Este desembolso se interpretó, no obstante, como el coste de las obras, una cifra que prácticamente 24 horas después se modificaba de tal manera que ha generado cierta alarma entre los padres por la gran diferencia resultante.

El jueves, los padres tenían conocimiento, por parte de la Conselleria de Educación, de que la inversión no iba a ser de 20.000 euros, sino de 251.000 euros. La edil Patricia Macià salía ayer a aclarar tras la junta de gobierno de los viernes que esos 20.000 euros corresponden solo al proyecto de las obras, pero que las actuaciones en su conjunto van a suponer cerca de 250.000 euros, dinero aportado por la Generalitat Valenciana.

El presidente de la asociación de madres y padres del centro, Juan Francisco Moragues, era perfectamente consciente de que el alcalde ayer estaría enfadado tras conocer que el coste de las obras no será de 20.000, como así le transmitieron a él y a su vez el regidor lo comunicó a la comunidad educativa en su visita del miércoles, sino de 250.000, de ahí que la edil de Educación saliera también a aclarar la confusión.

Reunión

Pero este malentendido no ha contribuido en las últimas horas a mantener la calma. De hecho, el jueves por la noche los padres mantenían una reunión en la que acordaron empezar a movilizarse.

Para empezar, desde ahora, todos los martes, de 7.50 a 8 de la mañana, justo antes de la entrada a clase, se concentrarán las familias en señal de protesta por la situación que padecen.

Asimismo, los padres exigen dos cosas, según explicó ayer Moragues: la colocación de una malla anticascotes, y que se les dé copia del informe que hizo el arquitecto en su visita al centro antes del verano y tras lo cual se aseguró que no había peligro, pero solo de palabra, sin documentos.

«Había gente muy indignada en la asamblea, mucha intranquilidad», reconoce Moragues, quien añade: «Los padres saben que hay un cierto peligro, pero también que no es un peligro inminente. No obstante, queremos seguridad».

Tampoco ayuda al ambiente en el instituto a que nadie les comunique exactamente cuándo empezarán las obras y si habrá que desalojar parte del centro, al tiempo que se preguntan por qué no se aprovechó el verano para actuar no solo en los problemas de la fachada, sino también en el trinquet, el cual está clausurado. Desde la Ampa recuerdan: «En diciembre ya avisamos de que la pared del aparcamiento se caía», como ejemplo de que este problema no es nuevo.

«Somos perfectamente conscientes tanto de la preocupación del profesorado como de los padres y en ese sentido hemos hecho gestiones ante la Dirección Territorial de Educación para tratar de buscar soluciones con la máxima prontitud, con el fin de que se resuelvan esta incertidumbre y preocupación», decía el pasado miércoles el alcalde en su visita al IES.

Restitución

El martes la edil de Educación se reunía en la Dirección Territorial de Educación y le comunicaban que se iba a adjudicar «de inmediato, en las próximas semanas, el proyecto de restitución del ladrillo caravista».

Al mismo tiempo, desde el Ayuntamiento se asegura que los técnicos de conselleria revisaron el edificio y que no presenta ningún déficit en su estructura, pero sí una ejecución deficiente en su fachada de caravista.

«Nos da qué pensar que las obras no vayan a ser tan rápidas como indicaron en sus declaraciones (el alcalde y la edil) y que, por lo tanto, el riesgo de que los muros se desplomen va en aumento con cada día que se retrase el inicio de las obras de reparación», manifestaba ayer un padre. «Queremos que nuestros hijos estudien, pero exigimos nuestro derecho a que lo hagan en un entorno seguro y digno», añadía el progenitor, al tiempo que subrayaba que la preocupación en Torrellano es latente.

La Ampa da así un plazo de 20 días para que, al menos, coloquen la solicitada malla anticascotes. El 10 de octubre está prevista una nueva asamblea como la del jueves: específica para abordar este problema y, en función de la respuesta de las administraciones, adoptar o no nuevas medidas de presión. El instituto de Torrellano solo tiene 13 años de antigüedad y en él estudian unos 730 jóvenes.