La Asociación Parkinson de Elche está a la espera de un traslado a una nueva sede que no acaba de llegar. La concejalía de Bienestar Social está a expensas de solucionar asuntos burocráticos y la instalación de aire acondicionado en las nuevas dependencias previstas en la casona del huerto de Montenegro antes de autorizar un traslado que debería haberse realizado a principios de septiembre y que, ahora, auguran que se pueda efectuar a finales de mes.

Mientras, la asociación realiza sus actividades desde el año 2013, en unas instalaciones del Ayuntamiento cedidas a fines no lucrativos. El problema es que dichas dependencias presentan problemas de accesibilidad y de adaptabilidad para los enfermos de Parkinson que acuden a la rehabilitación en ese centro y llevan lidiando con ellas desde que el anterior gobierno, con Mercedes Alonso a la cabeza, le otorgara esa ubicación.

El presidente de la agrupación, José Arcas, enumera las deficiencias más importantes. La principal es que para acceder a la sala de actividades los usuarios tienen que subir seis escalones que, en caso de personas con la enfermedad muy avanzada, se convierten en un obstáculo insalvable a menos que el personal de la asociación coja a pulso a dicha persona y la suba hacia la sala. Un monitor y el propio administrador son los que tienen que ayudar a subir los escalones a personas con serios problemas de movilidad. Además, afirman, estos escalones no cuentan con ningún adhesivo antideslizante para garantizar la seguridad de los usuarios. También destacaron que los extintores están caducados desde principios de año y el centro no cuenta con señalización de carteles de salida en casos de emergencia.

En la sala principal se realizan las labores de fisioterapia. En las dos salas contiguas, se hacen las tareas de logopedia, donde los usuarios ejercitan los músculos de la garganta y, en otra sala más pequeña, que han de compartir con una trabajadora social, se realizan los trabajos de estimulación cognitiva. Aquí encuentran otro de los problemas de espacio, y es que en la habitación solo cabe una mesa con cinco sillas y se convierte en un espacio muy pequeño para realizar tareas para estimular la mente. Se ven ceñidos a realizar actividades de escritura o dibujos, cuando, «si tuviéramos una dependencia más grande podríamos hacer terapias más variadas», según afirmó Arcas.

Además, la planta superior sigue estando infrautilizada. Una gran sala disponible en la segunda planta serviría para ampliar las actividades de la asociación, pero no se usa porque para acceder a ella hay que subir otros 22 escalones. Arriba sólo se ha colocado una pequeña sala como despacho del administrador de la asociación y, a veces, acceden al baño los usuarios con menos problemas de movilidad.

Traslado

Las barreras arquitectónicas llevaron a que el Ayuntamiento les concediera un traslado, que han consensuado que sea en el huerto de Montenegro, pero la burocracia se alarga y no acaba de llegar el cambio de ubicación, que se tenía que haber efectuado a principios de este mes tras varios retrasos. En pleno de 2014, se les prometió una partida económica para una nueva sede que no acaba de solventarse.

La concejal de Bienestar Social, Teresa Maciá, afirma que están haciendo todo lo posible por que el traslado se realice de forma inmediata y que ya han trabajado en el arreglo de humedades y se ha acondicionado la planta baja para la actividad de la asociación.

Maciá espera que a finales de septiembre llegue por fin el permiso para cambiar de ubicación y se compromete a que el aire acondicionado que falta por instalarse, y que es un requisito indispensable para la asociación, llegue en las misma fechas.

El presidente de la asociación incide en que la demora del traslado la están pagando personas en situación de vulnerabilidad. También recuerda, que se debería adaptar y cementar el camino de tierra que conecta la entrada del huerto con el edificio para que las personas que lleguen a pie no se topen con la dificultad, en días de lluvia, de que el terreno esté embarrado o con hoyos.

Mientras llega la solución, la asociación atiende a 17 usuarios con Parkinson en sesiones terapéuticas de seis horas semanales.