Las circunstancias de la vida han conducido a Nacho Casado a grabar su primer disco en solitario. Las canciones que lo compondrán han surgido, casi de forma natural, de las giras que ha emprendido últimamente, acompañado solamente de su guitarra, por toda España. Lo ha hecho en espacios algo más luminosos (librerías, tiendas, cafeterías...) y menos canallas. Apostando además por temas mucho más intimistas y reposados, con aromas mediterráneos y brasileños. Algunos también esbozados mientras veía como su hijo daba sus primeros pasos. De ahí ese punto de ternura que le imprime. Lo grabará en Barcelona en enero y espera tenerlo listo para abril.

Lo curioso es que, según publica en su perfil de Facebook, ya tiene clara las canciones. Es muy raro que un artista entre al estudio de grabación con los temas totalmente claros.

La verdad es que ha sido un poco al revés pero es que mientras tocaba solo como Nacho Casado todas estas canciones comenzaron a salir sin darme cuenta. Interpretaba muchas de La Familia del Árbol, de nuestro último disco, «Odisea», pero la mayoría de ellas había que reconstruirlas. Fue un álbum con muchos arreglos y tenía que adaptarlas a voz y guitarra. Tanto eso como las diferentes colaboraciones que realicé con otros artistas (Brian Hunt o Ramón Rodríguez -The New Raemon-) me encaminaron hacia un nuevo sonido, y a la vez fui recogiendo otras influencias.

¿Y ese sabor marítimo de dónde lo sacó?

Quería hacer un disco más ligado a toda esa gente que nos hemos criado cerca del mar y de la playa. No mirar tanto hacia la música norteamericana y británica, y generar un sonido más nuestro. Lo de ponerle el título en portugués es porque también me he interesado por la música brasileña. Un factor importante en este álbum es que vuelvo a tocar con la guitarra española y dejo más de lado la acústica.

Veo que le dedica un tema a Chet Baker.

El jazz más clásico también ha influido alguno de estos temas. La figura de Baker la adoro tanto a nivel musical como vital. Su idea tan romántica de la música me parece muy inspiradora.

¿Ese espíritu romántico le llevó a usted a coger la guitarra y a comenzar a realizar bolos en solitario?

La verdad es que quería alejarme un poco del «show business» de la música, tal y como está establecido. Me apetecía hacer cosas más especiales y diferentes. Aparte, ahora gira todo más en torno a grandes festivales. En España ya no importan tanto los grupos como el evento. El acto lúdico es lo que mueve a mucha gente y no la música que se van a encontrar.

¿Y cómo ve el panorama el Elche a nivel musical?

Tanto en Elche con en la zona de Levante hay músicos buenos a patadas. El problema es que a muchos jóvenes parece que les interesa más jugar a Pokémon Go que la propia música. Eso hace difícil la pervivencia de las salas privadas que se dedicaban a programar conciertos. Centros como L'Escorxador están haciendo esfuerzos porque no se pierda esa cultura del directo.

Entiendo que este proyecto no le alejará de su grupo, La Familia del Árbol.

Por supuesto que no. En este tiempo he combinado mis conciertos en solitario con otros con el grupo, en el que hemos interpretado nuestro último disco, «Odisea». Seguro que este año también grabamos algo nuevo.