La paralización de las medidas que deben ser adoptadas por el Gobierno, que sigue en funciones, está afectando a los campos de cultivo de la provincia, que cuenta con 50.000 explotaciones, según indicaron ayer desde varios colectivos de regantes y agricultores, preocupados por el descenso del nivel de los pantanos de la provincia, que están bajo mínimos, y por la falta de información sobre los aportes hídricos procedentes del Tajo que deberán llegar en otoño.

Tanto Asaja Jóvenes Agricultores como Riegos de Levante coincidieron a la hora de valorar que los agricultores viven con la incertidumbre de si llegará agua en octubre, y en qué cantidades. Una duda que sigue intacta a escasos días de que arranque la plantación de los cultivos de alcachofas en la Vega Baja y el campo ilicitano.

El presidente de Asaja Jóvenes Agricultores, Eladio Aniorte, aseguró ayer que «estamos muy preocupados por la falta de agua, y a la vista está si comprobamos el nivel de los pantanos. Y todo por culpa de un país en el que no se están tomando las decisiones que son necesarias para el campo, por la falta de la formación del Gobierno».

Esta misma valoración realizó el presidente de la Comunidad General de Riegos de Levante, Javier Berenguer, que recordó que «tal y como están las cosas en octubre sólo tendremos agua desalada, y de una calidad dudosa».

Los agricultores se refieren a que a estas fechas desde el Gobierno aún no se ha concretando si habrán aportes de agua procedentes de los embalses del Tajo, Entrepeñas y Buendía, para el próximo año hídrico, que arrancará en octubre.

Desde Riegos de Levante no alcanzaron a entender esta ausencia de decisiones, asegurando que «los embalses de Entrepeñas y Buendía cuentan con 500 hectómetros cúbicos, por lo que se puede trasvasar hasta 160 hectómetros cúbicos sin generar ningún problema».

Eladio Aniorte insistió en que «nuestra provincia necesita agua para sostener la agricultura, y más cuando no llueve, como está sucediendo este año». Aniorte también aseguró que «no nos podemos encomendar al agua desalada, ya que es muy mala, y sólo nos puede servir como un riego de socorro en situaciones límite».

En lo que va de año la provincia ha recibido más de 160 hectómetros de agua a través del trasvase Tajo-Segura. En febrero se autorizó el trasvase de 20 hectómetros cúbicos, y en marzo otro de 60 que fue llegando hasta mayo, a razón de 20 hectómetros cúbicos cada mes. El mayor aporte de agua trasvasada llegó a la provincia en junio, cuando el Gobierno autorizó un trasvase de 38 hectómetros cúbicos, para consumo doméstico y para la agricultura. Finalmente, en julio se aprobó otro trasvase para julio, agosto y septiembre, a razón de 20 hectómetros cúbicos cada mes.

La situación crítica que se está registrando en embalses de la provincia como los de Beniarrés, Guadalest y Amadorio también preocupa a los regantes del sur de la provincia, que almacenan agua en El Hondo y el Pantano de Crevillent. No obstante, el presidente de Riegos de Levante, Javier Berenguer, dijo que «en el pantano tenemos 7 hectómetros, y en un mes como el de agosto ya consumimos 5, por lo que vamos a necesitar más agua».

La provincia de Alicante cuenta con 50.000 explotaciones agrícolas en los que en los próximos meses, en la campaña de invierno, se pretenden cultivar alcachofas, habas, brócoli, apio y coles. Además, están los campos de cítricos y árboles frutales.