El Ayuntamiento de Elche ha incorporado a su equipo una unidad de especialistas en ruido para minimizar las molestias ocasionadas a los vecinos por los problemas acústicos. De esta forma, a lo largo este año, la Concejalía de Aperturas cuenta con un nuevo técnico que se encargará también de formar a la Policía Local para detectar los puntos conflictivos del término municipal y para hacer mediciones más exactas.

«El objetivo es hacer nuevos ensayos acústicos para garantizar una mejor protección frente a los ruidos de mayor impacto», explicó el concejal del área, Carlos Sánchez.

En esta línea, el experto en la materia se encarga de hacer cumplir la ordenanza municipal contra la contaminación acústica por ruidos y vibraciones en el municipio, además de poner en marcha comprobaciones con un sistema digital más preciso. Ahora mismo,en pleno verano, el Ayuntamiento se ocupa de atender el aluvión de quejas vecinales que llegan por el excesivo sonido que desprenden algunos establecimientos. Y es que, el mero hecho de tener las ventanas abiertas, en la temporada estival, es lo que hace disparar las actas, según precisaron desde la Concejalía de Aperturas.

Así, entre los principales problemas detectados, se encuentra el ruido de los lavaderos de coche y, sobre todo, de los aires acondicionados, tanto de edificios privados, como de comercios y grades superficies. La maquinaria de establecimientos de venta, la música y la contaminación acústica, que generan los gimnasios, y el trasiego de los supermercados también desatan las críticas vecinales.

Con ello, las quejas por el ruido no se desprenden únicamente de los locales de ocio. «La mayoría de negocios nocturnos están muy bien insonorizados, el problema es lo que se genera en la calle y contra eso es difícil combatir», explicó el concejal de Aperturas.

Precisamente, la contaminación acústica que generan los pubs y las discotecas de la zona centro es objeto de lucha, principalmente de los vecinos de la zona centro, constituidos en la Asociación de Afectados por el Ruido. El colectivo ha interpuesto ya varias denuncias y ha conseguido, con el paso del tiempo, que hasta el Tribunal Superior de Justicia anulara parte de la ordenanza local contra el ruido porque vulnera la ley. Durante este ejercicio, incluso, la Asociación de Afectados por el Ruido llegó a formalizar dos recursos de casación contra sentencias del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) para que sea el Tribunal Supremo el que se pronuncie sobre las ordenanzas municipales que amparan la instalación y ubicación de terrazas de hostelería y que regulan cómo se hacen las mediciones acústicas.

Concretamente, el colectivo exige dos mediciones acústicas, una previa y una posterior, para comparar el ruido con el emisor acústico parado. Para la agrupación de vecinos, eso equivale a «avisar» a quien está generando un ruido excesivo, lo que en la práctica conlleva que las mediciones siempre den resultados menores que la realidad y no haya posibilidad de obtener pruebas de los incumplimientos. Por eso, han solicitado que se modifique la norma ajustándose a la estatal y europea, que señalan que la medición ha de ser una.

Por otra parte, se han mostrado contrarios a que las mesas se puedan adosar a las fachadas de los edificios, ya que consideran que viola la normativa estatal sobre accesibilidad en espacios públicos e igualdad de oportunidades.