Javier Chinchilla se convirtió ayer en el héroe de Santa María. Dio un susto a todos, pero, lo que podría haber sido todo un inconveniente para la representación de ayer, se transformó en un Misteri que pasará a la historia precisamente por esta anécdota.

El pequeño salvó muy bien una indisposición que tuvo justo al final de su intervención en la primera parte. Chinchilla, como María Mayor, con la vela encendida en la mano derecha, y rodeado por los apóstoles de rodillas, entonaba el cántico en el que, sabiendo que su muerte está cerca, pide que su cuerpo sea enterrado en el valle de Josafat.

Pero justo en su tramo final, de repente perdió voz y los presentes vieron cómo seguidamente perdía la verticalidad, lo que obligó a varios apóstoles a sujetarlo. La basílica entera se llevó un susto tremendo y se empezaba a pensar ya en cómo proseguir la representación si la María tenía que ser evacuada.

Pero, y es aquí donde el Misteri exhibió una vez más su grandeza, el pequeño -en una de sus últimas intervenciones, puesto que está a punto de cambiar la voz- no solo no quiso abandonar su responsabilidad, sino que sacó fuerzas de flaqueza y, de inmediato, se puso a cantar, con la misma brillantez y entonación que lo había estado haciendo hasta el momento.

La basílica se impregnó en ese momento de una emoción a flor de piel que contagió a muchos. Incluso compañeros de la Escolanía no pudieron evitar las lágrimas.

La María Mayor continuó así su cántico. Eso sí, sujetado por varios apóstoles, que tuvieron que ponerse de pie, y con el Mestre de Capella dándole aire, gracias a un abanico procedente del público.

Chinchilla terminó su pasaje y, como marca el guión, simuló su muerte, momento en que toda la basílica le dedicó un largo instante de aplausos de ánimo con el sonido del órgano de fondo. La Capella y muchos más respiraban ya aliviados.

Poco después, con su padre expectante y tras conocer que sólo había sido un pequeño desmayo por el calor y porque los ropajes le apretaban, el menor salió por detrás del Cadafal y fue a abrazarse con sus compañeros de la Escolanía. Chinchilla, con el que tanto habían sufrido los presentes durante unos instantes, se había recuperado perfectamente y posteriormente recibía el abrazo de su padre y de más personas que se interesaban por su estado, entre ellos el presidente del Misteri, Fernando García.

Pensando en el futuro

Además de con este episodio, La Festa volvió a demostrar por qué es Patrimonio de la Humanidad. Y también está demostrando que no tiene miedo a renovarse. Cambiar para que nada cambie. Esta parece ser una de las máximas en la Casa de la Festa en las representaciones de este año.

La gran cantidad de voces nuevas y de rotación en los papeles se viene prolongando desde el principio de las escenificaciones, que arrancaron el jueves, y así seguirá hasta el próximo lunes, cuando miles de ilicitanos asistan, con las puertas y ventanas de la basílica de Santa María abiertas de par en par, a la Coronación de su Patrona, el momento más esperado.

Y es que hasta el momento ya han ejercido de San Juan tres personas; otras tantas de Santo Tomás; dos de San Pedro; e incluso los tres Ternaris de esta semana han sido también en gran parte diferentes unos de otros en cuanto a integrantes.

Eso en el caso de la Capella. En cuanto a la Escolanía, casi ocurre lo mismo. Hasta tres niños han ejercido ya de María Mayor, mientras que en el Araceli y la Coronación también ha habido mucha alternancia. El Ángel no es excepción.

El primer día tanto el Mestre de Capella como el responsable de la Escolanía, Javier Gonzálvez, entre otros muchos, se sorprendieron de que, pese a coincidir tantos estrenos en las voces, sobre todo de los niños, el conjunto sonara y funcionara realmente bien. Y eso que muchos debutaban, lo que no es nada fácil.

En la segunda jornada, prácticamente todo salió según lo previsto y, de nuevo, se probaron voces alternativas que están llamadas a ser las que en unos años podrían asumir mayores responsabilidades de continuo.

Pero lo acontecido ayer en el Andador, en el Cadafal y también a varios metros de altura, volvía a confirmar que es un acierto lanzarse y dejar que determinados cantores o escolanos salgan de un segundo plano y empiecen a baquetearse. Por supuesto que hay elementos y voces que mejorar, pero en conjunto las escenificaciones son de gran calidad.

La escenificación arrancó a las 17.30 horas, con más público y también más calor que en las citas precedentes. También la emoción que se vivió -han ocurrido otros desmayos, pero no de la importancia ni tan bien salvado como el de ayer- aportó una grandeza a un drama que sobre todo es sentimiento puro.