Los corsarios se apoderaron anoche de la ciudad en una intensa y vibrante batalla representada en la Entrada Cristiana. Elche se sumergió en el año 1660 y en el asalto a la isla de Tortuga. Bajo este nombre, el boato de la comparsa Piratas encandiló en las calles del centro. Una agrupación que, tras cinco años de vida, se estrenaba ayer con su primera capitanía en las fiestas.

Casi 400 personas hicieron realidad una representación con guiños a la historia ambientada en la República Dominicana. Envueltos en el clima isleño, el trasiego de las luchas llenó de suspense y de admiración las escenificaciones en diferentes puntos del recorrido.

Así, el abanderado de la asociación y el logo de la capitanía abrieron el desfile. Pronto aparecieron los bailarines del Ballet Masters de Ontinyent, con una danza de loros, tucanes y cacatúas. La tribu Esclavos Africanos salió a escena de la mano del Ballet Jammu y su ritmo senegalés.

La percusión hizo vibrar a los espectadores al paso de la escuadra invitada de la noche, «La Perla Negra», de Villena. Así, comenzaron a tomar partido del desfile las filás «Piratas del Calypso» y las mujeres de la comparsa. En mitad de todo un despliegue de bucaneros, los cañones se adueñaron del asfalto para ambientar la lucha entre españoles y piratas. El espectáculo de Dragón Negro-Crevillent despertó las calles ilicitanas y precedió el paso de la filà de la agrupación con el traje oficial, acompañados de las filás especiales «Pirateando» y «Alabarderos».

La entrada de las tropas francesas a la isla contó con la colaboración de la comparsa Piratas de Banyeres, rodeados de música y de las tradicionales marchas festeras. La Plaça de Baix fue el escenario elegido para representar la repoblación de la isla, tras el dominio del ejército galo. Una escenificación en la que el capitán cristiano, Ernesto Sempere, tuvo un papel protagonista.

Así, las «Perlas de Durban» y los «Filibusteros» desfilaron con paso firme hasta la llegada de la carroza tortuga, con los cargos más esperados de la noche. El capitán pirata infantil, Ernesto Sempere; rodeado de la artemisa pirata, Raquel Fernández y el capitán desplegaron todo su poderío en lo alto del vehículo, estrenado para la ocasión. Los niños y los jóvenes cerraron el cortejo alzados en un barco de piratas, para simbolizar la conquista de la ciudad.

Así, el resto de comparsas cristianas, Astures, Boscos, Estudiantes, Halcones y Caballeros Templarios arroparon el día grande del bando de la cruz y la última puesta de largo de la asociación festera.