La rotonda del Aljub es, de largo, el punto más congestionado por el tráfico en Elche. Es cierto que durante las vacaciones estivales el tránsito baja, y mucho, y, por supuesto, también en esa zona. Sin embargo, cruzar esa glorieta en circunstancias normales cualquier día de la semana a mediodía o hacia el final de la tarde, y más si es sábado, poco menos que se ha convertido en un suplicio por las largas colas que se forman. Nada nuevo para cualquier ilicitano y, mucho menos, si el ilicitano en cuestión, además, es conductor. Ahora bien, ¿cuántos vehículos pueden pasar de media en un día por este punto? Ni más ni menos que 51.315, justo el doble que los que circulan por el segundo punto más transitado en Elche: la avenida de Vicente Blasco Ibáñez. Así lo revela un informe que acaba de elaborar la Concejalía de Tráfico.

No obstante, el estudio deja otro dato: el flujo en esta rotonda se ha reducido cerca de un 10% en los últimos cinco años, algo que el edil del área, Héctor Díez, atribuye simple y llanamente a la crisis. «El último informe que se hizo en 2011 señalaba que pasaban por la rotonda del Aljub 56.550 vehículos, y ahora se ha bajado a algo más de 51.000, por la crisis. Hay menos gente trabajando, y también menos gente que utiliza el vehículo o que ha reducido su uso», señala el concejal.

El estudio, sea como sea, pone en evidencia que precisamente es la prolongación de Pedro Juan Perpiñán el punto por el que acceden a la glorieta más vehículos, con unos 16.000 de media cada día. No obstante, en estos últimos cinco años se ha producido un cambio de tendencia. Muchos de los conductores que, en 2011, fecha del anterior estudio, tomaban la rotonda por Pedro Juan Perpiñán ahora optan por salir por el túnel situado entre el IES Tirant lo Blanch y el Parque de Bomberos, hasta el extremo que no sólo es la única entrada que ha visto crecer el tránsito en este tiempo, sino que, además, la cifra de coches se ha doblado, hasta llegar a los 10.600 contabilizados ahora.

Mientras, la salida más recurrente es la Nacional 340, con unos 26.000 coches. Es más, pese a que el movimiento de vehículos se ha reducido desde 2011 en la rotonda, los vehículos que acaban tomando la carretera de Crevillent ha subido un 24%, superando así los casi 21.000 de hace cinco años.

Llamativos también son los datos que deja el informe para la calle Antonio Machado que, en este tiempo, se ha transformado en una vía más tranquila, al menos en lo que a tránsito se refiere. Hace cinco años era de una de las alternativas de acceso a la rotonda, y, de media, se contabilizaban 9.000 vehículos. Con el cambio de sentido, el tránsito se ha reducido hasta los 3.000 coches.

En cualquier caso, el tripartito es consciente de que la rotonda del Aljub sigue siendo una patata caliente para el tráfico de la ciudad. Ya no sólo por los atascos que se generan en horas punta o por la alta siniestralidad que se registra en comparación a otras zonas. Lo es también porque, como admite Héctor Díez, la solución definitiva pasa por la segunda fase de la Ronda Sur, que, por no estar, no está ni licitada. Eso permitiría que parte del tráfico se desplazara hacia la avenida Alcalde Ramón Pastor y desembocara en el puente de la carretera de Crevillent.

Mientras tanto, el Ayuntamiento ha comenzado a estudiar posibles alternativas transitorias, al menos hasta que la Ronda Sur culmine, si es que culmina algún día. Tanto es así que en una reciente Mesa de Tráfico y Seguridad Vial que se ha puesto en marcha ya se ha abordado este tema y todas las partes se han comprometido a estudiar propuestas. «De momento, tenemos una radiografía del tráfico en la rotonda para poder empezar a poner soluciones a este cuello de botella. Con eso, ya podemos empezar a evaluar todas las posibilidades», sentencia el concejal de Tráfico.

Hoy por hoy, ya se ha hablado de analizar la viabilidad de poner en marcha vías de servicio alternativas, e incluso de habilitar separadores de carril, aunque, eso sí, sólo son ideas en estos momentos. Lo que parece que sí está descartado es un paso subterráneo, porque circula el tren; e incluso uno elevado, por lo costoso de la propuesta. Tampoco acaba de cuajar el planteamiento de regular los semáforos, porque la experiencia apunta, como reconoce el edil, a que, hasta la fecha, no ha funcionado.