La orden que cursó Costas a finales de mayo, cuando decretó la paralización de las obras del hotel de Arenales; junto al coste que tenía el alquiler de las telas que cubrían la estructura; las quejas recibidas por parte de los sectores más críticos, en particular en las denuncias presentadas, de que se quería ocultar algo; y el retraso en la decisión del Gobierno central sobre si puede continuar la ejecución del proyecto. Esos son los factores que, según admitió ayer el responsable del equipo técnico, Florentino Regalado, han pesado a la hora de tomar la decisión de retirar la protección del hotel de Arenales precisamente ahora. Han pesado hasta tal extremo que, como ayer mismo confesaba, ya no se volverán a colocar las mallas, pese a que Costas levante el bloqueo.

«Al ver que todo sigue igual, hemos decidido retirar las lonas y, de esa manera, cumplir con la orden de Costas; y, además, nos quitamos el sambenito de que queremos ocultar algo, cuando nunca ha sido así; y nos ahorramos el coste del alquiler», sentenció Regalado.

En esta línea, el responsable del equipo técnico incidió en que, «si hasta ahora no se habían quitado, fue porque pensábamos que se iba a resolver pronto. Lo sentimos mucho por las molestias que podemos causarles a los vecinos, y, por eso, tampoco la habíamos retirado antes, pero ya no podemos hacer otra cosa. Sólo estamos cumpliendo la orden de Costas».

El técnico, de hecho, cifró en algo más de 250.000 euros el coste del montaje y el alquiler de la estructura en la que se apoyan las telas durante el tiempo en el que se prolongaran los trabajos. «No son piezas de fácil quita y pon. Hay que desmontar toda la estructura megashort y las cimentaciones, y, además, se estaba pagando un alquiler, pero ahora, viendo que todo se está alargando, se ha decidido que lo mejor es no seguir pagando», subrayó.

Paralelamente, hizo hincapié en que «nunca hemos intentado ocultar nada de lo que se ha hecho, pese a lo que dijeran las denuncias, y desde el principio hemos colaborado con Costas y con el Ayuntamiento para que pudieran acceder a las obras e inspeccionasen lo que consideraran necesario. Incluso la gente podía ver lo que se estaba haciendo desde la playa o desde los edificios». Por eso, volvía a reiterar lo que ya ha venido diciendo desde el inicio: «No entendemos nada».

De momento, los trabajos para retirar las mallas empezaron el martes y está previsto que se prolonguen en los próximos días, hasta que se acaben de quitar de forma definitiva las cimentaciones y toda la estructura que llevaba asociada la tela, en la que, hasta principios de esta semana, se anunciaba la apertura del hotel para el próximo año 2017. Por ahora, las obras siguen paradas a expensas de lo que pueda decidir Costas, previsiblemente ya de cara al mes de septiembre. Mientras tanto, el esqueleto del edificio ya ha quedado al descubierto, algo que no ha gustado a buena parte de los vecinos. Muchos aún ayer focalizaban sus críticas hacia las administraciones, a las que culpan de ser las responsables de una postal nada recomendable en plena temporada alta y, además, en primera línea de playa.