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Las toallitas húmedas, el peor enemigo para el alcantarillado de la ciudad

El componente de estos productos es textil y no se desintegra durante el ciclo de depurado

Las toallitas húmedas, el peor enemigo para el alcantarillado de la ciudad

Las depuradoras de Elche se tienen que deshacer a diario de madejas y madejas de fibras textiles que atascan los filtros de la maquinaria por la que pasa de forma continua el agua de los alcantarillados de la ciudad.

Estas madejas de telas llegan desde los inodoros de los ilicitanos y las crean las toallitas higiénicas, de bebés o desmaquillantes que se tiran cada día por el retrete hacia la red de alcantarillado de manera inadecuada.

«El problema es que la gente no sabe que está haciendo algo mal», indica Alfonso Huedo, responsable de comunicación de Aigües d'Elx. Huedo recuerda que estos productos higiénicos no deben arrojarse a los sanitarios de los baños porque no se degradan fácilmente.

Y es que la composición de estas toallitas es de fibras textiles, mezcladas en muchas ocasiones con plásticos. Desde Aigües d'Elx afirman que el etiquetado y la información que se ofrece en los envases de estos productos lleva al engaño de sus usuarios. En la información se indica que son biodegradables y que pueden desecharse por el inodoro, pero en realidad no deberían arrojarse por el baño porque no llegan a deshacerse durante el ciclo de depurado de las aguas, que tarda unas cinco o seis horas en total.

Huedo recuerda que «no es mentira que sean biodegradables, pero lo son como la ropa ¿Cuánto tiempo tarda en degradarse en la naturaleza una camiseta de algodón? Lo mismo pasa todos los días con las toallitas que tiramos al baño».

De este modo, hay que marcar la diferencia entre productos biodegradables y productos fácilmente desintegrables. Sólo los últimos podrían ser susceptibles de ser arrojados por el inodoro.

Otro de los problemas que generan estos complementos para la salud son la cantidad de jabones y productos químicos que los componen y que también acaban mezclándose con las aguas de la ciudad. Algo que no es recomendable para la buena gestión de las aguas ni para la protección del medio ambiente, según afirman desde la gestión del sistema de aguas de la ciudad de Elche.

En 2015 se recogieron 796 toneladas de residuos sólidos en las depuradoras de Elche. La gran mayoría la formaron estas toallitas. La suma de cientos y cientos de estos elementos que no se desintegran forman una pasta al llegar a las instalaciones que se asemejan a madejas de tela que obstaculizan y producen atascos diarios en el trabajo de saneamiento.

Las seis personas que se dedican al mantenimiento en la depuradora de Algorós deben dedicar mucho tiempo al día a desentrañar estas obstaculizaciones en la maquinaria. Algo que debería ser una excepción, se ha convertido en una rutina diaria que debe resolverse de manera urgente para que no produzca ningún contratiempo en la red de alcantarillado ilicitana. De este modo, mientras estos trabajadores podrían estar dedicando su tiempo de trabajo a labores de pintura o de mantenimiento y arreglo de otras averías menos urgentes, estas tareas pasan a un segundo plano y los tiempos de la optimización de puesta a punto de las maquinarias se ve retrasada.

Nueva maquinaria

La depuradora de Algorós ha tenido que instalar bombas nuevas para poder hacer frente a este enemigo, relativamente nuevo, de los conductos de la ciudad. En estas instalaciones se funcionan nueve bombas, de las que cuatro de ellas se renovaron en 2007. Hace mes y medio se volvieron a instalar dos nuevas bombas más potentes en la zona de filtrado.

Las aguas del término municipal de Elche pasan por primera vez sin limpiar por la depuradora de Algorós. El líquido sin tratar pasa a través de un gran tubo de conducción desde las alcantarillas y se encuentra con un primer filtro para los sólidos, muy grueso, que realiza un barrido principal para impedir que los residuos más grandes se cuelen en el proceso de depurado de aguas. De este modo se frenan grandes objetos que podrían provenir de alguna riada, como trozos de madera u otros objetos que por accidente acabaran en las cloacas del término municipal.

Por este primer pozo de bombeo pasa todo el agua de Elche continuamente y ya entre sus rejas se puede apreciar como a lo largo de la jornada se van quedando incrustadas estas madejas de toallitas. Las redes consiguen deshacerse de ellas pero a lo largo del día, algunas toallitas se incrustan en los filtros y es necesario actuar manualmente para deshacerse de ellas.

Tras este proceso, el agua pasa por un segundo filtro, tras haber dejado atrás los atascos más grandes. En este nuevo filtrado encontramos una maquinaria con rasquetas más finas por las que suben los desperdicios hasta una máquina de bombeo que se deshace de los restos de toallitas. Se trata de una reja automatizada que cada dos minutos hace un barrido. En esta zona también actúan los operarios de mantenimiento porque hay que desatascarla manualmente a lo largo de la jornada.

Este filtrado más sofisticado cuenta con un perímetro de tornillería que también se ha de mantener manualmente. El personal de mantenimiento afirma que esa es su rutina diaria y que muchos días deben realizar este costoso trabajo más de una vez para que no se produzcan problemas en las cloacas de la ciudad.

Los contenedores que recolectan estos desperdicios se llenan todos los días y tienen una capacidad de 4.000 litros. Desde Aigües d'Elx afirman que las toallitas acaparan más del 90 por ciento de los residuos sólidos que la gente echa por el inodoro y que si no fuera por este mal uso, las depuradoras de Elche casi no tendrían incidencias serias diarias.

«En el pasado era más habitual que la gente tirara bastoncillos de los oídos o productos de higiene femenina o de bebés, pero ya no encontramos este problema porque la gente se ha concienciado. Ahora el problema es que la gente entienda que estas toallitas no deben ser arrojadas», aseguró Alfonso Huedo.

Estos incidentes están requiriendo el aumento de las labores de mantenimiento de las instalaciones, teniendo que incrementar la periodicidad de limpieza tanto de las bombas como de los pozos de bombeo. Por ejemplo, en cuanto a la limpieza de las bombas, actualmente se realizan entre dos y tres veces más que en años anteriores. Para la limpieza de los pozos, que con anterioridad se estipulaba cada seis meses, actualmente Aigües d'Elx disminuyó ese período a cuatro y tres meses. El coste de mantenimiento también se ha incrementado y repercute entonces en los bolsillos de los ilicitanos.

Concienciación

Desde Aigües d'Elx advierten de que la mejor forma de retirar estos productos higiénicos es hacer uso de la papelera. Critican que el etiquetado de los productos lleva al engaño hasta el punto de que las empresas incluso aconsejan realizar una descarga de agua por cada toallita que se tira, lo que también supone un despilfarro de agua y un perjuicio para el medio ambiente.

Las grandes depuradoras no son las únicas afectadas por este enemigo de las cloacas. La red de la ciudad, a nivel más pequeño, también ha de ser desatascada con mucha frecuencia y para ello han de destinarse vehículos grúa, lo que supone un gran coste de esfuerzo y económico. Las calles de Elche y sus pedanías han visto incrementado en los últimos meses estas actuaciones de desatascos de alcantarillas. Además, estos productos también afectan a las instalaciones interiores de saneamiento de los edificios de viviendas, donde los ciudadanos sufren de primera mano sus consecuencias. Las fibras de estos productos higiénicos provocan la obstrucción de dichas redes, en especial de las arquetas de saneamiento, de forma que también deben aumentar la periodicidad en la que deben realizar la limpieza y mantenimiento de las mismas. Aigües d'Elx realizará una campaña en redes sociales para concienciar de este asunto. Por el momento ya están realizando campañas de concienciación a través de charlas con vecinos o con los administradores de fincas. Y es que cada desatasco de las comunidades de vecinos puede costar entre 120 y 200 euros. La solución del problema pasa por la concienciación y por utilizar elementos fácilmente desintegrables en el agua.

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