Le tapan los ojos con un antifaz. El resto comienza a pasear a su alrededor y a acariciarle la espalda, el cuello, las manos... Hay quien se acerca y le susurra un piropo al oído. Nada subido de tono, pero siempre jugando con la sugerencia. Se trata de uno de los ejercicios que han realizado los participantes del taller de Sex Coaching y Terapias Sexuales que durante varios días se ha impartido en el campus ilicitano de la Universidad Miguel Hernández (UMH), dentro de su programa de cursos de verano. El objetivo de esta práctica, según la profesora, Eva Coves, es acrecentar nuestra focalización sensitiva, rompiendo con esas cadenas que tenemos por ideas preestablecidas que nos derivan en la vergüenza, el tabú... En definitiva, en no disfrutar de forma plena.

Y es que las relaciones sexuales completas, tal y como detalla esta experta, no solo acaban en el coito, a pesar de esta sociedad que tilda de «coitocentrista». «El sexo entre dos personas es también todo lo que hay antes y después. O sin que ni siquiera se produzca la penetración. Puede ser una caricia, unos besos, etcétera», argumenta Eva Coves.

Esta introducción al «Sex Coaching» tiene como principal objetivo desmontar los mitos y tabúes que tienen las alumnas y alumnos en torno al sexo, así como trabajar en su autoimagen y su potencial sexual. «Para poder ayudar a alguien, lo primero que tenemos que hacer es reconocernos a nosotros mismos. Redescubrir nuestras fantasías, nuestros sueños... Y hablar de ello con normalidad», reseña esta coach que cuenta con la certificación en la Asociación Española de Terapia Sexual.

Elena Moya, por ejemplo, no se ha apuntado a este curso para aplicarlo en su trabajo de maestra, sino para evolucionar en su vida sexual. «Pensaba que era una persona abierta, pero me he dado cuenta de que hay ciertas creencias que te determinan. Por ejemplo, con lo del orgasmo como objetivo en cualquier relación, lo cual llega a veces incluso a agobiar», precisa.

Lorenzo Medina, otro de los participantes, considera que incluso en el mundo gay también existen infinidad de estereotipos. «Hay mucho culto al cuerpo y todo el mundo parece que tenga que estar buenísimo para ser homosexual», dice.

Julio Romeu, por ejemplo, sí que pretende utilizar algunos de estos conocimientos en el mundo en el que trabaja: es psicólogo deportivo. «Mi labor la desempeño con adolescentes y muchas veces te preguntan, y algunos de ellos están muy contaminados por lo que ven en películas porno o con lo que escuchan por ahí. Es bueno tener ciertos conocimientos para saber orientarles, ya que son temas que a veces nos cuesta sacar con las nuevas generaciones», recalca.

Eva Coves asegura que, aunque el mundo avance, seguimos condicionados por pensamientos como que el tamaño importa o que una mujer no puede tomar la iniciativa sin que se le tache de «guarra». Una realidad en la que nos sigue costando hablar sobre juguetes sexuales que tenemos o que nos gustaría tener. Sobre todo ello han profundizado y han practicado. Ojo. Han practicado a través de terapias de grupo, no piensen mal.