Azerbaiján, Sri Lanka, Myanmar, Martinica, Islas Jersey, Lesotho... Son solo algunos de los más de 120 países representados este año entre los participantes del Festival Internacional de Cine Independiente de Elche (Ficie), que se lleva a cabo hasta el próximo viernes en sus tres sedes: el Hort del Xocolater, la playa de Arenales y el Aula de Cultura de Caja Mediterráneo de Benidorm.

Fuentes de la Fundación CAM reseñan el hecho de que los directores de las 6.210 cintas que se han recibido este año representen al 60% de las naciones que hay en todo el mundo, lo que, según ellos, afianza su carácter internacional y, sobre todo, multicultural.

El presidente del jurado, José Vicente Candela, destaca uno de los cortometrajes recepcionados que proviene de Nueva Zelanda y se titula «Madam Black». De hecho, ha sido seleccionado como finalista y se proyecta hoy. «No estamos acostumbrados a ver cine de este país y siempre es interesante observar cómo entienden allí el séptimo arte. El neozelandés Ivan Barge nos propone la historia de un gato que fallece y es sustituido por uno de mentira para contentar a una niña», explica.

Candela también se ha sorprendido por el gran nivel que hay entre los realizadores latinoamericanos. «Nos han llegado muchísimos cortos de países como México, Brasil o Argentina. Una mexicana nos ha traído una historia en la que la protagonista se mete dentro de las pantallas. Con estos cortos percibimos que el avance de las nuevas tecnologías y el acceso de los jóvenes cineastas a ellas es algo cada vez más globalizado», matiza.

A Raúl Cornejo, miembro del jurado de selección y de los finalistas, subraya la gran cantidad de cortos que, sorprendentemente, han recibido de países de Oriente Medio como Irán, «donde no me esperaba que hubiera tanta actividad cinematográfica», dice. «Son guiones más metafóricos y espirituales que las occidentales», añade Cornejo.

Mario Paul-Martínez, que también estuvo en el grupo de selección, incide en un fenómeno que podría explicar en parte esta gran internacionalización. «Existen plataformas en Internet en las que, previo pago, cuelgas tu cortometraje y te lo distribuyen automáticamente por cientos de festivales del mundo. Eso ha provocado un boom en muchos certámenes», asegura.