No va a ser el último caso ni, afortunadamente, el más grave, pero la ocasión se ha convertido en idónea para que en Elche muchos de los miles de ciclistas que salen a las calles, caminos y carreteras de la provincia a diario reivindiquen estos días más respeto por parte de los conductores de vehículos a motor a la hora de transitar.

La ilicitana Rosa Alba fue atropellada el pasado domingo cuando circulaba en su bicicleta en un tramo del Camino de Castilla, no demasiado lejos de la gasolinera.

Lo que podía haber acabado en un auténtico drama, por suerte tan solo se ha limitado a un latigazo cervical y a quemaduras por arrastre en codo, manos y zona lumbar. Pero lo más grave es que la conductora -distintas fuentes, tanto de la Policía Nacional como de colectivos ciclistas, daban a entender a las pocas horas del suceso que había sido una mujer-, tras embestir por detrás a Rosa no detuvo el vehículo y huyó. Al parecer, poco después era localizada e identificada, aunque este extremo no pudo confirmarlo ayer este diario.

La ciclista, que por consejo médico tiene que guardar reposo en su casa, explicaba ayer, además de los hechos, lo que a su juicio es más importante, y todo ello con un sincero tono conciliador: «Hay que pensar que una vida se puede ir rápidamente. Hay que tener un poco de paciencia (a la hora de adelantar) y entre todos convivir».

La mujer, de 35 años, comprende que todos los conductores se cruzan con ciclistas, pero reclama que hay que ser respetuosos con los demás y, además de mantener las distancias, saber comportarse adecuadamente en la carretera, tanto al volante como con el manillar entre las manos.

El caso es que sobre las 12.30 horas aproximadamente del pasado domingo, Rosa regresaba de entrenar. «Yo soy muy prudente, iba pegada al arcén, lo más pegado posible. Y de repente noté un impacto detrás fuerte», acierta a describir.

A partir de ahí, se fue al suelo, dio varias volteretas, además de varios restregones, pero consiguió levantarse corriendo. Aunque no consiguió observar la matrícula, sí que se dio cuenta de que había sido un Ford Ka color granate.

Con la bicicleta destrozada y ella dolorida, al poco aparecieron otros vehículos que, esta vez sí, se detuvieron para ayudarla. Llamaron a la ambulancia y a la Policía Local y, al estar federada, fue trasladada al hospital privado de Torrellano, donde se le hizo un chequeo y se confirmó que no padece nada especialmente grave.

«Me dio mucha impotencia ver que no paraba el coche», señalaba ayer esta ilicitana, al tiempo que agradecía que de inmediato compañeros de las dos ruedas, amigos e incluso aficionados que no la conocen se volcaran en las redes sociales para apoyarla, denunciar este tipo de comportamientos e, incluso, tratar de encontrar al vehículo causante de la infracción.

Rosa, que lleva mucho tiempo sobre la bicicleta en terreno de montaña, aunque solo unos meses por vías de asfalto, sobre todo para entrenar, asegura que le tiene mucho respecto a la carretera y que, por eso, siempre ha circulado con mucha precaución, incluso sin ir a fila de a dos.

Precaución es lo que parece que le ha faltado a la presunta autora del accidente, de mediana edad y, al parecer, de Carrús, según distintas fuentes. La accidentada apuntaba ayer que cree que los agentes le tomaron el mismo domingo declaración a la conductora y negó los hechos, aunque ayer parecía que ya reconocía que había pasado por la zona.

Rosa ya ha dicho que de cogerle miedo a la bicicleta ni hablar, por lo que en cuanto le dejen volverá a pedalear. Y, como siempre, extremando las precauciones.