«Ha sido una experiencia inolvidable para Laura y toda la familia». «Nos gustaría daros las gracias por estos maravillosos días que nos habéis hecho pasar». «Una experiencia preciosa, muy, muy positiva». Estos son los comentarios de algunas de las 2.000 personas que han pasado por el proyecto TAO de Fundación Río Safari Elche en sus diez años de existencia. En este tiempo, sus sesiones con leones marinos se han convertido en referente internacional en las terapias con animales. De hecho, reciben a usuarios de muchos puntos de España y de Europa y esta semana, por primera vez, una familia se ha desplazado desde Puerto Rico para poder vivir la experiencia de este respiro familiar en Elche.

Los leones marinos Baloo, Curro y Nerón son el centro de atención y parte fundamental de la terapia que ayuda a socializar y a subir la autoestima de menores que forman parte de colectivos vulnerables. Mediante juegos y la interacción con los animales, los beneficiaros de la terapia toman confianza, controlan su estrés y mejoran habilidades fundamentales para su calidad de vida.

Desde finales de junio y hasta finales de septiembre, tiene lugar el programa intensivo de terapias. En estas sesiones, los responsables del parque juntan durante dos semanas a grupos homogéneos de un máximo de seis personas para realizar un trabajo de recuperación a nivel cognitivo, social, emocional y motriz. Estas terapias están asistidas por una terapeuta ocupacional y los entrenadores de los leones marinos que les acompañan durante todo el proceso en la piscina. En este período, los menores acuden cada día a participar en la sesión terapéutica.

Cada jornada consta de dos fases. La primera es preparatoria y de trabajo grupal. Los beneficiarios de la terapia entran en el agua acompañados por familiares y realizan actividades para romper el hielo y socializar. En la última parte de la sesión entran los instructores para relajarlos y recordarles las normas de comportamiento para cuando entren los leones marinos y que, de este modo, los animales actúen sin interferencias. Uno de los entrenadores de los animales, David Barroso, comenta que el entrenamiento para estos mamíferos es el mismo que el que se realiza con los que están destinados al baño o a los espectáculos, pero que se trata de ejemplares con una sensibilidad particular que les ayuda a discernir mejor las órdenes que han de acatar y no confundirse con chapoteos o aspavientos que realicen los niños.

El momento en el que entran los animales es muy esperado entre los asistentes. Los menores ya realizan en esta fase tareas individuales, adecuadas a las necesidades de cada uno.

En este momento, son menores con síndrome de Down los que disfrutan de los juegos con los mamíferos. Les dan órdenes de mando, les lanzan objetos para que los recojan o se dejan mimar con besos y carantoñas de estos animales. Para la terapeuta del centro, María Galvañ, esta parte es muy importante para que los pequeños ganen confianza y autoestima y se abran a la socialización más fácilmente a como lo harían con humanos. En las sucesivas semanas llegarán personas con Síndrome 5p, retraso psicomotor, parálisis cerebral (PCI) o autismo (TEA), por ejemplo.

Beneficio familiar

Unas 340 personas entre familiares y usuarios recogerán la siembra de esta semilla de respiro terapéutico. Y es que, según datos de la propia fundación, no sólo los usuarios mejoran sus aptitudes y emociones, también las familias reducen su estrés y estrechan lazos, a veces, muy difíciles de tejer con los pequeños con dificultades para socializar.

Andrea Ibáñez, presidenta de la Fundación Río Safari Elche, recuerda la historia de una familia de una chica con una discapacidad muy severa y problemas cardíacos cuya madre no podía separarse de ella y apenas permitía que el padre de la niña se acercara a cuidarla. A través de la terapia con animales lograron que pudiera relajarse y que ambos progenitores compartieran el trabajo de cuidado de la menor.

Por otro lado, Darlene Vega ha venido desde Puerto Rico con su familia para que su hijo de cinco años, Gael, aprendiz de surfista precoz y amante de las actividades acuáticas, se beneficie de la terapia. Y la está disfrutando al máximo. Vega afirmó que, a pesar del largo viaje, espera repetir la experiencia porque la mejora de su hijo merece traspasar fronteras.