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Las catas arqueológicas del Mercado durarán de 4 a 6 meses y costarán 100.000 euros

La concesionaria señala que empezará las prospecciones en cuanto se desaloje el edificio

Aspecto de los Baños Árabes situados junto al Mercado Central y cerca del Ayuntamiento de Elche, antes de que fueran protegidos con una cubierta. ANTONIO AMORÓS

La empresa concesionaria de las obras para la construcción del nuevo proyecto del Mercado Central de Elche, Aparcisa, estima que las catas arqueológicas, que permitirán conocer qué hay debajo del actual inmueble, le supondrán un desembolso cercano a los 100.000 euros.

Además, los trabajos de excavación se prolongarán entre cuatro y seis meses como mínimo, según indican fuentes de la adjudicataria de la obra, la cual ve cómo poco a poco la situación se va desbloqueando y, a la vez, se muestra un poco más aliviada después de haber tenido que presentar en estos últimos meses nueva documentación y esperar numerosos trámites con el actual tripartito.

La mercantil acumula cerca de un año de retraso con respecto a lo que tenía previsto en cuanto a practicar las catas y en iniciar, si no se encuentra nada de valor arqueológico bajo el actual Mercado Central, la obra de demolición para levantar el nuevo edificio que tiene previsto.

En este sentido, Aparcisa firmó el pasado mes de diciembre el contrato con la empresa de arqueología que debe entrar en la zona, en cuanto sea posible, y acometer los correspondientes trabajos de prospección.

Para ello, es preciso que el Ayuntamiento de Elche desaloje a los 14 vendedores que continúan en activo en estas veteranas instalaciones y que, de momento, se niegan a abandonar su lugar de trabajo.

El Mercado Central permanece desde el pasado mes de mayo de 2015 sin el grueso de los minoristas que hasta entonces trabajaban en el edificio viejo.

Cerca de medio centenar de trabajadores decidieron apostar por la propuesta que les hizo la empresa Aparcisa, la cual levantó un mercado provisional junto a la ladera del río, en la avenida de la Comunidad Valenciana -una instalación no ajena a la polémica y que incluso ahora ha sido objeto de investigación por parte de la Defensora del Pueblo- y decidieron trasladarse a éste.

Dos «bandos»

Desde entonces, el centro de Elche cuenta con dos mercados centrales, mientras cada «bando» de los vendedores defiende a ultranza su postura. Los del provisional aseguran que, sin un mercado moderno, el centro está totalmente condenado. Los que resisten en el edificio antiguo defienden que ellos cuentan con concesiones de por vida y que solo con una orden judicial se les podrá desalojar. Además, desde la plataforma creada en su día en defensa de este inmueble señalan que lo que se intenta es acabar con parte del patrimonio de todos los ilicitanos y lo que cabe es rehabilitar, aunque hasta ahora nadie ha dicho cómo se podría financiar.

En lo que sí están de acuerdo todas las partes es en que los segundos Baños Árabes aparecidos junto al Mercado Central deben preservarse y precisamente en eso está muy vigilante la Dirección General de Patrimonio de la Conselleria de Cultura.

Tal y como han dejado claro varios miembros del equipo de gobierno, todo apunta a que el proyecto del nuevo Mercado Central solo lo detendría el hecho de que aparecieran restos arqueológicos de valor bajo el actual inmueble y como continuación de los Baños Árabes.

El alcalde de Elche, Carlos González, manifestaba ayer que en breves días se van a poner en contacto con las distintas partes e insistía en que el tripartito quiere buscar una salida consensuada a los vendedores que no se quieren marchar. El primer edil prefirió no adelantar qué posibles alternativas se abren para reubicar a estos vendedores, aunque en el pasado desde el tripartito ya se comentó como opciones puestos vacíos en el mercado provisional -algo que ya se rechazó en su día- y en los mercados de plaza de Barcelona y plaza de Madrid.

Mientras, desde Aparcisa señalan que, una vez se hiciera realidad el desalojo del Mercado Central, la empresa de excavaciones podría entrar prácticamente una semana después, y da un plazo de entre cinco y siete días. No obstante, todos los que tienen algo que decir en esta polémica creen que lograr el desalojo no será nada fácil.

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