Ha pasado más de un año desde que se produjera el derrumbe de una vivienda en la calle Ginés García Esquitino, del barrio de Carrús. Después de que se desplomara el edificio, varios de los antiguos residentes aún no han encontrado una vivienda estable y han denunciado que algunos de los objetos personales que permanecían dentro han sido robados a pesar de que no se puede acceder al edificio. Por otro lado, la construcción sigue apuntalada y a la espera de que se certifique la posibilidad de su rehabilitación.

De esta forma, Encarnación Fernández, una antigua vecina, está viviendo en un piso de alquiler que paga en parte con su presupuesto y, en parte con fondos que le aporta la Concejalía de Bienestar Social. Está a la espera de poder mudarse a una vivienda social de la Generalitat (EIGE). Díaz está separada y tiene dos hijos menores. En el momento del incidente en el edificio no contaba con ningún seguro, por lo que tuvo que salir de casa y alojarse en un principio con su madre, hasta que se puso en contacto con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca d'Elx (PAH) y mediaron para conseguir una vivienda para ella y sus hijos. El contrato de alquiler que ahora tiene es de seis meses a precio de mercado, 300 euros. Ella aporta un tercio de esa cantidad. Fernández espera que se le facilite una vivienda estable del EIGE porque, asegura, no cuenta con un trabajo estable ni con una fuente de ingresos periódica «Me cuesta mucho conseguir los 100 euros para pagar mi parte del alquiler, sólo puedo trabajar cuando me salen pequeños encargos de limpieza de casas».

Cuando su contrato de alquiler expiraba salió la oportunidad de optar por una vivienda EIGE, pero la vecina se encuentra en lista de espera y no fue una de las personas designadas para la vivienda. Por este motivo, el Ayuntamiento volvió a prorrogar el contrato de alquiler otros seis meses y están a la espera de encontrar una solución habitacional permanente.

Robos

Díaz afirma que en este periplo para encontrar una vivienda nueva no ha podido recuperar sus objetos personales y electrodomésticos que tenía en casa. Su piso fue uno de los más afectados , puesto que se encontraba al lado del que se vino abajo en primer lugar. Así, otro de los vecinos que sí pudo acceder a su inmueble le indicó que muchos de los efectos personales de los habitantes de las viviendas habían sido sustraídos. Tal y como él asegura, al ir a recoger las pertenencias del dormitorio de sus hijos había desaparecido un televisor y otros objetos de valor. Este mismo testigo asegura que también han desaparecido grifos y otros aparatos de metal, sobre todo de los baños y cocinas.

El caso de Encarnación está en manos de la Concejalía de Bienestar Social que trata de conseguir una vivienda estable. Desde la PAH consideran que sería más fácil conseguir viviendas para personas en situación de vulnerabilidad como la de esta vecina.

Distintos colectivos piden que se aceleren las gestiones para conseguir las viviendas que el Ayuntamiento tiene en propiedad para estos casos, pero que no están en condiciones de ser usadas e, incluso, en muchos casos, aseguran, no tienen cédula de habitabilidad ni mantenimiento. Si se rehabilitaran o adecuaran los inmuebles podrían acoger a quienes de verdad lo necesitan.

La PAH considera además que la solución habitacional para las personas vulnerables que se quedan sin hogar no debería pasar por las arcas municipales, sino que sería más justo que los bancos cediesen al Ayuntamiento parte de los inmuebles que poseen para que sean puestas a disposición de quienes la solicitan.

Clausurado

Por otro lado, el edificio en cuestión continúa cerrado y apuntalado a la espera de que se conozca su estado y si se puedan iniciar rehabilitaciones en él. Los arquitectos del Ayuntamiento determinaron una orden de apuntalamiento para evitar el colapso del bloque y efectuaron las labores necesarias para reparar los daños más urgentes. Así, también se solicitaron informes técnicos y análisis de laboratorio para establecer la habitabilidad del edificio. Desde ese momento finalizó la labor del Ayuntamiento.

Desde entonces, los vecinos han propuesto proyectos para rehabilitarlo. Antiguos residentes aseguran que tienen dos planes de rehabilitación terminados a falta de que sean aprobados. Por otro lado, los bancos propietarios de varios inmuebles también han realizado labores de peritación pero los resultados no son claros y ni se sabe si el edificio podrá ser habitable.