Los hijos acaban siendo en la mayoría de casos un arma arrojadiza en los divorcios más conflictivos. Tanto es así que en torno a ellos es donde se solicitan la mayoría de las pruebas de paternidad que se realizan en la actualidad, como sostienen desde el Instituto Bernabeu Biotech.

Un centro de estas características llega a realizar al cabo del año un centenar de pruebas de paternidad, dos a la semana. Un test mucho más sencillo de lo que pueda parecer en un principio sobre el que hoy se hablará en Elche, en unas jornadas que acoge el Colegio de Abogados de Elche, y que contará con la aportación de juristas y científicos del Instituto Bernabeu Biotech.

Los datos que manejan los expertos ponen sobre la mesa que dos de cada diez pruebas de paternidad que se realizan en los laboratorios no dan resultados de compatibilidad entre padres e hijos, es decir, el padre es otro hombre. Concretamente, el 80% de los casos dan positivo, frente a un 20% en los que no se encuentran compatibilidades entre el progenitor y el hijo.

Actualmente, el número de tests de este tipo que se realizan en los centros especializados permanece estable, tras el incremento de casos que se registró en los años 2008 y 2009, cuando, coincidiendo con la crisis, surgieron muchos divorcios y separaciones que precisaron de este tipo de análisis.

Y es que los expertos reconocen que es en torno a los divorcios cuando se registra un mayor número de pruebas de paternidad. El hecho de que la madre solicite al padre una pensión para la manutención de los hijos lleva a que los padres, si tienen dudas, accedan voluntariamente a someterse al test de paternidad, que es muy sencillo.

La directora científica del Instituto Benabeu Biotech, Belén Lledó, explicó que «en muchos casos actuamos como peritos, por lo que las pruebas de paternidad que realizamos son legales y están reconocidas judicialmente». La experta explicó que «la prueba es tan simple que el padre puede escoger, si lo desea, realizarla desde su domicilio». En este sentido, Belén Lledó detalló que «sólo necesitamos una muestra de saliva del padre y otra del hijo, que se recoge con un bastoncillo de algodón, y que posteriormente se analiza en el laboratorio, buscando compatibilidades».

Los resultados pueden estar en cinco días y cuentan con un nivel de fiabilidad del 99,99%. De hecho, Belén Lledó sostuvo que «las personas que solicitan una segunda prueba, para confirmar, se encuentran con el mismo resultado».

El porcentaje de compatibilidad positiva en las pruebas de paternidad aumenta hasta el 90% cuando lo solicitan los padres legales, mientras que baja a un 40% cuando es la mujer la que acude a pedir un test de paternidad con un tercera persona ajena a la pareja estable. Las pruebas de paternidad son más complicadas si se solicitan cuando el progenitor ha fallecido. En estos casos, resulta imprescindible contar con una autorización judicial, para proceder a la exhumación del cadáver. Por este motivo, este tipo de pruebas son menos comunes y sólo se suelen dar en torno al cobro de herencias cuantiosas.

También se realizan, aunque con menor frecuencia, pruebas de parentesco entre abuelos y hermanos. «Se trata de personas que tienen dudas sobre sus familiares, o que, en un momento dado, han conocido a una persona y piensan que pueden tener relación de parentesco», apuntaron desde el Instituto Bernabeu Biotech.

El coste de una prueba de paternidad varía en función del centro escogido, pero puede oscilar entre los 200 y los 300 euros.