Lleva 25 años trabajando en la Policía Local. En 1991 accedió al cuerpo ilicitano del que sólo se ha ausentado dos años para dirigir la Policía Local de Rojales. Hace un tiempo regresó a Elche y desde marzo ocupa el puesto de intendente general jefe. César Zaragoza (46 años) se ha puesto al frente de la Policía Local de Elche con la intención de modernizar el cuerpo, y hacer que los agentes sean más cercanos al ciudadano y capaces de anticiparse a los problemas.

¿Qué le llevó a querer ser el intendente general jefe de la Policía Local de Elche?

Por un lado, un deseo de proyección personal y, por el otro, la necesidad de cambiar la realidad que estaba viviendo la Policía Local de Elche. El cuerpo tiene una plantilla excelente, con magníficos profesionales, que ha evolucionado mucho desde que yo ingresé en el año 1991, pero que necesita una profunda reforma, a nivel social, abordando las necesidades del propio policía, y a nivel de gestión interna, sobre la manera en que afrontamos el servicio policial de cara al ciudadano. Las políticas de seguridad han evolucionado a lo largo del tiempo, pero Elche sigue manteniendo la misma estructura que la Policía Local tenía hace 25 años. Es necesario modificar esta estructura, porque nos está impidiendo ser más eficientes.

Llega a un cargo por el que han pasado varias personas en poco tiempo. ¿Su intención es quedarse más tiempo que sus predecesores?

Todas las plazas de jefatura deberían tener una constante renovación, ya que cuando una persona lleva mucho tiempo en el cargo las ideas dejan de ser frescas, y en ese momento es cuando hay que cambiar la jefatura de la Policía. Uno de los peores defectos que puede tener un jefe de la Policía es tener vocación de permanencia, esto es, querer mantenerse en el cargo. Un jefe de la Policía tiene que tener claro que ocupa un puesto que exige mucha dedicación, y que tiene que poner toda la carne en el asador durante el tiempo que esté en el cargo. Yo no me marco un plazo de tiempo, me marco pequeños objetivos en el día a día. Me conformaría con ser capaz de establecer un sistema más igualitario para todos los policías en cuanto al acceso a las distintas unidades y servicios. Establecer, asimismo, un sistema que permita una renovación progresiva de todas las dotaciones materiales con los que cuenta la Policía para desarrollar su trabajo. Me conformaría con que seamos capaces de establecer un vínculo mucho más estrecho con todas las asociaciones de vecinos y colectivos de interés que conforman la sociedad ilicitana. Me conformo, en definitiva, con dejar las cosas, al que me suceda en un futuro, en la mejor situación.

¿Cómo se encontró la Policía Local cuando accedió al mando principal?

Encontré el cuerpo con una excesiva precariedad en la cadena de mandos. La Policía Local de Elche tiene un número importante de mandos que no tiene consolidada su plaza, lo que dificulta la labor de gestión, porque se trata de personas que no saben si al año siguiente van a estar ocupando el mismo puesto. Incluso en la propia interinidad en la Jefatura de la Policía. Una cosa es que la Jefatura no deba mantenerse mucho tiempo, y otra es que haya cambios excesivamente frecuentes. Es difícil poner en marcha nuevos proyectos en ausencia de cierta estabilidad.

¿En qué ha centrado su esfuerzo estos meses?

He centrado mi esfuerzo en asentar las bases que permitan, en un futuro próximo, objetivar el acceso a los diferentes turnos y unidades, limitando la discrecionalidad de la Jefatura. Hemos afrontado los problemas de conciliación familiar de los policías desde una perspectiva diferente, con mayor implicación sindical, a través de la constitución de una comisión específica. Asimismo, se ha remitido ya al departamento correspondiente las condiciones que deben reunir los futuros vehículos de la Policía Local, siendo nuestro deseo que dispongan de protección balística y desfibriladores automáticos. También estamos desarrollando una nueva reorganización que dote de mayor autonomía a toda la escala de mandos, y que estos sean capaces de interrelacionarse con mayor intensidad con el tejido social de la ciudad, siendo más permeables y empáticos hacia los problemas de los ilicitanos. Estamos intensificando las relaciones con los gestores aeroportuarios en materia de tráfico, seguridad y emergencias, así como con Pimesa para una gestión más eficiente del depósito de vehículos y residuos sólidos urbanos generados a raíz de dicha gestión. A nivel interno, hemos afrontado una mayor colaboración con las diferentes secciones sindicales que, asimismo, tienen una importante labor que realizar en el desarrollo de todos estos cambios.

¿Ha apreciado una falta de cercanía a la sociedad?

Una Policía que no es capaz de integrarse en la comunidad en la que desarrolla su labor es una Policía abocada al fracaso. Debemos pasar de un modelo de policía reactiva, a un modelo de Policía proactiva, preventiva y de naturaleza comunitaria, donde estemos en contacto permanente con el tejido social. Y no estoy hablando de un modelo de Policía en el que se asegure al vecino que, cuando salga a la calle, va a encontrar a toda hora un policía en la puerta, como, a veces, se trata de vender la Policía de Barrio. Elche no dispone, y nunca dispondrá, de los efectivos necesarios para garantizar esto al ciudadano, y decir lo contrario es mentir. Lo que sí que podemos garantizar al ciudadano es que si nos necesita estaremos allí, donde haga falta. Esta es la diferencia entre la cercanía y la proximidad, que son dos conceptos diferentes aunque tiendan a confundirse. Una Policía puede ser cercana sin necesidad de que sea próxima.

¿La Policía está dotada con el personal suficiente para atender a una localidad como Elche?

Tenemos una plantilla que requiere ser capaz de llegar a los 400 efectivos. Actualmente contamos con 350 componentes. Necesitamos llegar a los 400 con el fin de poder abordar la gestión de una ciudad muy dinámica como la de Elche, que durante los últimos años ha experimentado un crecimiento anual de entre el 10% y el 15% de eventos culturales, festivos, deportivos y demás. Sin embargo, eso no ha venido acompañado de un incremento de la plantilla, lo cual supone, para el Ayuntamiento, un desembolso importante en refuerzos y servicios extraordinarios, que debería poder abordarse de una manera diferente. No obstante lo anterior, debemos recordar las fuertes limitaciones impuestas por la Administración del Estado.

¿Se marca un plazo para mejorar la plantilla?

En cuanto al incremento en el número de efectivos, no podemos imponernos un plazo, porque tenemos la restricción del Estado. Hasta que no nos autoricen a contratar más personal no podremos hacerlo. Mientras tanto, yo me conformo con que el Ayuntamiento proceda a ir convocando todas las plazas vacantes que se vayan produciendo por excedencias, jubilaciones, bajas, etc. De esta manera, podríamos ir saliendo del paso hasta poder contratar a más agentes y llegar a los 400.

¿Cuántas vacantes se han dejado sin cubrir?

Ahora contamos con 350 plazas reales, y aprobados en plantilla hay 380 efectivos. Si nos cubrieran lo que tenemos aprobado iríamos magníficamente. Hace veinte años la Policía Nacional era la mitad que nosotros, y ahora supera los 400 efectivos.

Ha hablado de lo que ha hecho nada más llegar, pero ¿cuál quiere que sea su línea de trabajo?

Me gustaría poner en marcha un proyecto de Policía que hiciera a los agentes más polivalentes, con capacidad de abordar una multiplicidad de situaciones diferentes. Necesitamos un cuerpo de Policía más integral y orientado a la interacción permanente con la comunidad. Y, sobre todo, apostar por un modelo de Policía que integre nuevas necesidades que han ido surgiendo a lo largo de los últimos años, y que no hemos puesto en marcha. Sirva como ejemplo la puesta en marcha de la Unidad Canina, que ha multiplicado en un 400% el número de detenidos por tráfico de drogas por parte de la Policía Local, y más del 200% el número actas por consumo de estas sustancias. Por otro lado, la Unidad Ciclista ha supuesto que todos los eventos deportivos de la ciudad vayan acompañados por policías con un vehículo diferente, más ecológico y agradable para el corredor. Creo, sinceramente, que tenemos que seguir en esa línea de innovación.

¿En qué proyectos se van a traducir estas intenciones?

Quiero poner en marcha un modelo de policía turística que aborde, por primera vez, el litoral ilicitano como punto clave en nuestra estrategia de seguridad. Creo que es una asignatura pendiente que tenemos desde hace muchos años. Otras poblaciones de nuestro entorno, de menor entidad, como Torrevieja, Guardamar o Santa Pola tienen solucionado el tema de las policías turísticas mucho mejor que nosotros. En época estival debemos intensificar la presencia policial donde se desplazan las personas. También debemos ser capaces de poner en marcha un servicio de mediación que aborde la conflictividad social y reduzca el número de incidentes que llegan a juzgados. De igual manera, la lucha contra el graffitti y el vandalismo urbano debe ser una prioridad. Nuestro problema es que seguimos teniendo los mismos servicios que hace veinte años, y es necesario modificarnos, cambiar y adaptarnos a los nuevos tiempos.

¿El campo y las pedanías? ¿Qué atención se quiere prestar?

El campo supone una gran dificultad en cuanto a la vigilancia y al seguimiento de los problemas. En la ciudad hay unos 180.000 habitantes, y el resto está en el campo. En la ciudad la población está agrupada, mientras que en el campo está mucho más diseminada, lo que dificulta mucho el trabajo. A todo esto se añade que tenemos cascos urbanos muy consolidados, como El Altet, Torrellano, Arenales, La Marina, La Hoya y Las Bayas, que ya requieren una intensificación de los servicios policiales prestados y que son como pequeños municipios que podrían tener su propio ayuntamiento. Pero no podemos atender la demanda en la medida que nos gustaría porque no disponemos del número suficiente de efectivos. Sabemos que el Ayuntamiento quiere hacer un esfuerzo importante en este sentido, y confiamos en que va a ser así. No obstante, con independencia del número de efectivos, la Policía funciona, y seguirá funcionando, porque hay una serie de mandos y agentes, así como personal administrativo y agentes de movilidad urbana, que, día a día, dan lo mejor de sí mismos para sacar adelante el servicio, independientemente del jefe de Policía que haya en cada momento.