No todos los vendedores de la plaza de Madrid que forman parte del mercadillo que se monta en este entorno los lunes y los sábados están contentos por cómo les está afectando a ellos y a sus ventas las obras para la instalación del colector antiinundaciones de Carrús.

Debido al progreso de las actuaciones en un tramo de la calle José Navarro Orts, una quincena de puestos se han tenido que trasladar forzosamente a la plaza Fontanars, entre los colegios públicos León Felipe y Francesc Cantó.

Sin embargo, han quedado desvinculados con respecto al resto de puestos desplegados habitualmente en una sección de la calle José Díez Mora. Están no solo distantes, sino que tampoco hay una conexión visual, por lo que la afluencia de compradores ha bajado de forma muy preocupante para ellos.

Además, no existe ninguna indicación que informe de que en la plaza Fontanars están reubicados parte de los vendedores ambulantes que siguen formando parte del grueso del mercadillo. Así es que es como si hubiera dos mercadillos.

La situación es tal desde hace prácticamente tres semanas -las obras se han adelantado y el traslado de los puestos ha habido que precipitarlo- que, de la quincena de vendedores, apenas unos pocos han decidido abrir en la plaza Fontanars.

Ayer, por ejemplo, solo había tres puestos de ropa, uno de ellos apartado varios metros de los otros dos, es decir, la zona tampoco da sensación de homogeneidad. Los responsables de los mismos coincidían en que la situación es un desastre, tanto que los que no están acudiendo han desistido porque no cubren ni el coste del combustible para desplazarse hasta allí.

Los que sí «aguantan», muy enfadados, recuerdan que ellos pagan por cada día que están abiertos al público, además de abonar sus cuotas de autónomos, y lo único que ven del Ayuntamiento es que la Policía Local se persona para ver si todos los papeles están en regla.

Otro vendedor también aseguraba ayer que personal del Ayuntamiento les prometió hace dos lunes que iban a ser reubicados de nuevo. Hasta ayer seguía sin tener noticias del Consistorio.

El concejal de Mercados Sedentarios, Carlos Sánchez, comprende las quejas y el malestar y asegura que este próximo sábado quedará resuelto el problema.

En concreto, tras estudiarse el caso con la Policía Local, los puestos que han quedado desgajados se van a disponer en este caso en la calle Arístides Botella, es decir, con conexión directa con el resto del mercadillo.

Sánchez explica que ha habido dos problemas que impedían hacer el traslado antes. Por un lado, la existencia de un vado en esa calle, lo que obliga a comunicar con bastante antelación a los vecinos las dificultades de salir y entrar a los garajes.

Pero, sobre todo, existe una segunda razón, y es que se ha estimado que podía distraer a los alumnos del colegio León Felipe, los cuales acaban ya las clases.

Mientras algunos vendedores aseguran que han notado un descenso del 80% en las ventas, otros esperan, cuando sean reubicados por segunda vez, poder recuperar la clientela perdida.