La mañana cálida pero sin temperaturas de extremo calor y con algunas nubes animó a numerosos ilicitanos a retrasar su desembarco en la playa y salir al campo en su lugar. Este fue el caso de quienes optaron por acudir a celebrar el Día Mundial de Lucha contra la Desertización y la Sequía al Clot de Galvany, una iniciativa con la que también pudieron conocer un poco más la flora y la fauna que alberga este paraje natural.

La ruta organizada en este enclave con motivo de la efeméride congregó a más de treinta personas, familias al completo en la que predominaban los niños pequeños, que recorrieron algunas partes de esta zona protegida familiarizándose con el entorno.

En concreto, ayer se ofreció la visita guiada «Sequía e inundación, el Clot resistiendo a la desertización», en la que los guías explicaron cómo se adapta la vida en el paraje a las características del clima semiárido y a la alternancia continua de periodos de sequía e inundación, así como la resistencia a la desertización de la región.

Los monitores medioambientales abordaron el estado actual del paraje natural y algunas de las causas de la desertización. En este sentido, se apuntó que una de las principales es la sobreurbanización del entorno más cercano. «El Clot sería como un embudo que recogería agua de las lomas de alrededor. Por ello, si se trata de un lugar muy urbanizado, el agua se va al mar por el alcantarillado», se explicó durante la visita. No obstante, también recordaron la labor que realiza la depuradora de Aigües d'Elx, que se ubica en Arenales del Sol, y que hace posible que haya una lámina de agua todo el año, garantizando así, la supervivencia del paraje. De hecho, este recibe la mayor parte de los excedentes.

Todos estos aspectos los pudieron conocer los participantes en la ruta, a los que llamó la atención la gran cantidad de animales que viven en las inmediaciones de una charca -sobre todo a los más pequeños- así como la belleza del entorno.

De hecho, Víctor Sánchez, uno de los monitores medioambiental del Clot, apuntó que «les ha llamado mucho la atención encontrar un espacio natural tan bonito y con agua con tanta presión urbanística alrededor».

A lo largo del itinerario también se pudo conocer cómo diferentes especies de plantas y animales -tanto insectos como aves- se adaptan al clima.

En el caso de la vegetación, pudieron ver el ejemplo del espino alicantino y espino negro. «Hay plantas que terminan en espina y otras que tienen las hojas cubiertas como de una especie de cera para no perder agua y adaptarse al entorno. Otras pierden las hojas en verano, por el mismo motivo», apuntó el monitor medioambiental.

También se conocieron los tipo de cultivos de secanos del Clot de Galvany, entre los que figuran el algarrobo, almendro, olivo, cebada y esparto, entre otros. Como se apuntó, «son cultivos para los que únicamente necesitan 500 ml de agua al año, aunque eso sólo por precipitación -agua directa-, además requieren de determinadas condiciones de humedad».

Del mismo modo, en la visita se dieron algunas claves sobre cómo sobrellevan algunas especies de fauna el cambio climático y la presión que hay alrededor. «En este caso están los alacranes y escorpiones, por ejemplo, que tienen una piel dura para no perder agua», expresó Sánchez.

Además, la biodiversidad del paraje es mucho más rica que la de otros espacios por estar cerca del litoral, apuntó el monitor.

Los visitantes tuvieron la suerte de observar a la malvasía cabeciblanca, una especie en peligro de extinción, que cría en el Clot de Galvany, y que se dejó ver ayer durante la visita para sorpresa de los participantes en la ruta. «Es un ave muy difícil de encontrar e incluso hay gente de toda España que viene aquí a verla», apuntó Víctor Sánchez. También se observaron las garcillas cangrejeras.

La jornada contra la desertización terminó, ya por la tarde, con un taller infantil en el que se dio a conocer el ciclo del agua a los más pequeños con un cuento protagonizados por cuatro gotas de agua.