El término municipal ilicitano cuenta con un elevado volumen de elementos de gran valor patrimonial, histórico y cultural. Aunque Elche es una referencia en la protección, cuidado y vigilancia de algunos de ellos, hay otros en los que, desafortunadamente, las administraciones no han podido llegar a tiempo para garantizar su salvaguarda.

Uno de los ejemplos más llamativos es el de la torre Estaña, localizada en el camino viejo de Santa Pola, en la pedanía de Atzavares, a unos dos kilómetros aproximadamente del Hospital General y ubicada en un huerto de palmeras del mismo nombre. El inmueble es una torre vigía que formaba parte de un conjunto edificado más extenso, con vivienda adosada y almacenes.

Asimismo, forma parte del conjunto de este tipo de construcciones existentes en la costa y el Camp d'Elx, construidas principalmente a principios del siglo XVI y destinadas a la vigilancia y alerta de las frecuentes incursiones berberiscas sufridas en esta época por la zona del litoral, según informan desde El Ayuntamiento. La torre Estaña estaba relacionada con la torre de Resemblach al norte, y de Asprillas y Gaitán, hacia la costa.

Su importancia y valía está contrastada por los expertos, reconocida por las entidades públicas y «llorada» por los colectivos culturales que, por enésima vez, ven cómo se echa a perder una construcción histórica en parte debido a los farragosos trámites burocráticos, administrativos, legales y judiciales que demoran actuar a tiempo.

Y es que, como confirmó ya en 1998 Joaquim Serrano i Jaén, profesor del IES Sixto Marco, doctor en Historia por la Universidad de Valencia, secretario del Institut d'Estudis Comarcals del Baix Vinalopó (IECBV) y responsable de una de las investigaciones más relevantes sobre la historia moderna de Elche, la torre Estaña es, lamentablemente, una pila de escombros. Aunque con alguna posibilidad de reconstrucción.

«Además de sus funciones propiamente rurales o agrarias, estas torres -muy documentadas en el siglo XVI- tenían una clara función defensiva, puesto que formaban parte del cinturón intermedio de instalaciones arquitectónicas que vigilaban y controlaban los accesos a la villa de Elche», explicaba ya el historiador Serrano en 1998 en este mismo diario.

Según el experto, todavía a principios de los años ochenta permanecía en pie, «conservando el que posiblemente sería el escudo de armas del linaje. Hubiera dado información muy puntual sobre formas de organización política del territorio, sobre sus estructuras de poblamiento rural y las diversas maneras de disponer los espacios agrarios por parte de estas nobles locales».

Por su parte, el arquitecto técnico e investigador José F. Cámara Sempere explica que la torre en cuestión formaba parte de la hacienda de los Estanya, pequeños nobles locales de origen medieval e importantes propietarios de huertos, como el resto de la nobleza en muchos pueblos valencianos. Como linaje posiblemente se extinguió en el siglo XVI.

En mayo de 2002, el alcalde Diego Macià respondía a un escrito del IECBV sobre la torre Estaña. Según Cámara, en primer edil afirmaba entonces que estaban en contacto con el propietario, para obligarlo, si legalmente era posible, a reconstruir el inmueble o bien comprarlo para proceder a su reconstrucción por parte del municipio. «Nunca más supimos algo oficialmente, pero la ley de 11 de junio de 1998 del Patrimonio Cultural Valenciano de la Generalitat contemplaba la expropiación sobre un Bien declarado de Interés Cultural (BIC)», expone este último.

Este mismo año de 2002, según fuentes del IECBV, se le dio traslado, por parte del Ayuntamiento de Elche a los herederos de la torre Estaña, de una orden de ejecución, a fin de acometer las obras de rehabilitación de la torre. De igual modo se informó a la Conselleria de Cultura de esta acción municipal y la inspección técnica de Patrimonio llegaba a emitir un informe en esta misma línea el 10 de enero del año 2003.

En 2009, el representante de la propiedad propuso incluir las obras de rehabilitación en los presupuestos participativos. El objetivo de los herederos era destinar todo o parte del complejo a centro social de la partida de Arztavares, propuesta que no tuvo recorrido al tratarse de una propiedad privada.

El Partido de Elche, en enero 2012, presentaba una moción en el pleno municipal para que se llevara a cabo «el estudio inmediato para la rehabilitación de la torre vigía de Estaña».

Por 15 votos a favor (14 del PP, 1 del Partido de Elche y 11 abstenciones de los socialistas) se aprobó dicha moción, de la cual nunca más se supo, según señalan desde el partido de Jesús Ruiz Pareja.

En 2013, en el número 26 de la revista La Rella, el investigador José F. Cámara reclamaba desde el IECBV un nuevo catálogo de edificios protegibles, «pues la ausencia de un Plan General en Elche estaba permitiendo la desaparición de patrimonio no recogido en la última revisión del catálogo, que data de 1998».

Cuatro años desde que el Partido de Elche moviera dicha, la formación de Ruiz Pareja ha vuelto a conseguir, esta vez ya como miembro del equipo de gobierno, que se aprobara en abril de este año y por unanimidad una moción semejante a la de entonces: proceder al estudio y valoración de las posibilidades actuales de su rehabilitación.

«Durante años este bien de interés cultural ha estado esperando un proyecto de rehabilitación que no ha llegado nunca, quizás por estar situada en el campo de Elche, hecho que ha jugado en su contra, puesto que dos torres de la misma época sí que fueron restauradas y conservadas: hablamos de las torres de Vaíllo y de Resemblach», según se recoge en dicha moción.

En el pleno de abril en el que se abordó esta cuestión, el concejal de Urbanismo, José Manuel Sánchez, relataba que hasta la fecha, por parte de la propiedad, las únicas acciones emprendidas al respecto ha sido el vallado de protección de la zona en varias ocasiones, aunque posteriormente era saqueado o robado.

«Desde 2003 el expediente pasa a los Servicios Jurídicos y la única información que tengo al respecto es que estamos inmersos en contenciosos y recursos sobre la ejecución de las obras de rehabilitación. Y, a todo esto, la torre ya no está», apuntaba el edil.

«La torre ha desaparecido, situación chocante por cuanto la leyes de Patrimonio, tanto autonómicas como estatales, hacen efectiva la vía de la expropiación», apunta Cámara.

Y es que entre los amantes del patrimonio ilicitano se genera mucha impotencia por que se haya llegado a esta situación, pese a que la torre está inscrita, con la categoría de Monumento, en el registro de Bienes de Interés Cultural (BIC) del Patrimonio Histórico Español y, en consecuencia, esta propiedad privada cuente con toda una retahíla de protecciones a nivel autonómico y local. La propiedad en estos momentos corresponde a Ramón Díez de Rivera y de Hoces, segundo Marqués de Huétor de Santillán, residente en Madrid.

Ahora, el tripartito aspira a tratar de recuperar el tiempo perdido en la medida que pueda, aunque reconoce que en estos casos de BIC tal vez hubiera sido más efectiva la vía de la expropiación para preservar un bien cultural imprescindible.