Curiosamente, la compañía Le Larvé, una de las dos únicas españolas que participan este año en el Festival Internacional de Teatre d'Elx (Fitelx), ha optado por una propuesta escénica sin diálogo. Se apoyan en un discurso corporal y le aportan un toque de magia con máscaras que denomina larváreas. Dario Sigco, uno de sus miembros, explica que no podían haber elegido una temática mejor para traer a este festival: la absurdez de la guerra y las fronteras.

«Aquí vamos a convivir con compañías que vienen de países que han pasado y pasan por conflictos tanto bélicos como sociales o humanitarios. Es bueno poner este tipo de situaciones encima de la mesa en estos foros, y qué mejor que con un lenguaje tan internacional como el del teatro», recalca Sigco, que con su montaje, «Guerra», arrancaban ayer en el Centro Cultural L'Escorxador con cuatro días de teatro en el que cinco compañías de diferentes partes del mundo van a convertir Elche en un escenario de talla internacional.

El proyecto del Teatro de la Costa es un claro ejemplo de que el mundo del teatro sobrepasa las fronteras. Esta compañía, integrada por un conjunto de argentinos que reside desde hace años en Israel, representa mañana, a las 21.30 horas, una obra en la que han integrado a tres jóvenes actrices catalanas, gracias a una coproducción con el Festival Internacional de Teatro Amateur de Girona (Fitag). No es la primera vez que realizan una conexión tan internacional. En su currículum tienen experiencias parecidas con otros países como México. Al final, lo que consiguen, según la israelí Shirli Abudi, «es desmontar muchos de los prejuicios que se venden en los medios de comunicación sobre Israel y el pueblo judío. Nosotros allí realizamos obras integradas por judíos y árabes. Hay otro Israel desconocido», reseña la actriz.

La obra versa sobre tres amigas israelís desde su etapa colegial hasta la madurez, que en sus años «mozos» son interpretadas por las catalanas y en los más maduros por las tres argentinas-israelís. Gemma Capella, que da vida a una de las protagonistas cuando aún es joven, detalla que «con este texto descubres que no somos tan diferentes, y que a todos, con independencia de donde seamos, nos preocupan cosas parecidas como las relaciones amorosas, la amistad... La política la tocamos poco, tampoco es necesario».

Víctor Erdokimov y Anna Sharova aseguran que la política en Rusia, su país de origen, no juega muy a favor del teatro. No obstante, eso no les desanima a vivir de ello y a promover producciones como la que han adaptado expresamente para el Fitelx, traduciéndola al castellano. Se trata de «Blanco y negro», un montaje teatral basado en la novela de Rubén David González Gallego, un ruso de origen español que fue nieto del dirigente comunista Ignacio Gallego, y que luchó desde pequeño contra su parálisis cerebral. Mañana, a las 19.30 horas, la representan en L'Escorxador.

Desde Agadir (Marruecos) llega el grupo de teatro Ilam. Ilham Mourad, una de sus integrantes, argumenta que en este país norteafricano existe una gran tradición teatral y que, a pesar de lo que se crea en Occidente, también se utiliza como método de expresión crítico. «Se cuestiona la política y la religión, aunque siempre tratando de no faltarle el respeto a nadie y desde la parodia», manifesta esta teatrera marroquí que hoy, a las 21 horas, se sube al escenario de Fitelx.