Nueve días después de que Costas decretara la paralización de las obras del hotel de Arenales, al entender probado que se habían demolido determinadas partes del edificio sin que eso estuviera autorizado, representantes de Princesol -la empresa concesionaria- y del equipo técnico encargado de la ejecución de las obras se reunirán hoy con el Servicio Provincial de Costas para tratar de buscar una salida. Será en el marco de esta cumbre cuando, además, la compañía haga entrega del proyecto modificado. Proyecto este, por otra parte, que es arquitectónica y urbanística idéntico al anterior, aunque se clarifican algunas de las cuestiones que habían quedado en el aire en el documento inicial, especialmente por lo que toca a los derribos, algo necesario según defiende la compañía, algo para lo que no se dio autorización, según Costas.

El responsable del equipo técnico, Florentino Regalado, ponía el acento ayer en que «éste es un proyecto sin ambigüedades de tipo alguno, pues ya conocemos perfectamente las características de la obra y los procesos constructivos». Sea como sea, subrayó que «tenemos la sensación de que se ha confundido rehabilitación con demolición y viceversa, porque, además, en este caso, es necesario ir derribando y reconstruyendo por las características del edificio».

Regalado, de hecho, confía en que, con ese proyecto que se presenta acompañado de un amplio reportaje fotográfico, se levante el bloqueo. «Nosotros no podemos hacer más. Esperamos que con eso ya se nos levante la prohibición, y, además, con la misma premura con la que se decretó la paralización de los trabajos, al menos hasta que aparezca otro francotirador», señalaba en alusión a las denuncias, presentadas además de por la Asociación de Consumidores José María Mena, por un funcionario del Ayuntamiento de Elche, Marcos Sánchez Adsuar, al que Diego Maciá ya intentó inhabilitar en su etapa como alcalde, y que ahora tiene un expediente abierto por el actual tripartito.

El ingeniero responsable del equipo técnico, no en vano, sigue defendiendo que en todo momento se han ajustado a la legalidad: «No hay ningún motivo para que pase lo que ha pasado. La parte de atrás se vino abajo sola, y lo que quedó tuvimos que tirarlo para evitar riesgos para los obreros. Luego, el estado en el que se encuentra el edificio ha hecho que no nos quede más opción que ir derribando, por el mal estado en el que se encuentra el edificio, y porque en casi 40 años ha habido incendios, se han roto las protecciones, y el edificio se ha visto muy afectado por el ambiente marino, además de que hay cosas que no permite la ley. Ante ello, o lo tiramos todo y lo volvemos a construir o vamos tirando determinadas partes y reconstruyéndolas al mismo tiempo».

Mientras tanto, y a la espera de que lo pueda suceder hoy, las obras permanecen completamente paradas, después de que a finales de la semana pasada los últimos operarios retiraran el material pendiente y aseguraran las partes que podían presentar más riesgo. Sólo permanece en funcionamiento el bombeo, para evitar que el sótano pueda acabar inundado, así como la vigilancia. Habrá que ver en qué queda el encuentro de hoy con Costas, y si la empresa logra desbloquear el proyecto, y, además, desbloquearlo ya.