El empresario ilicitano Vicente García es la discreción personificada, muy en la línea de su socio Amancio Ortega y muy en la línea de la filosofía de Inditex. Lo suyo no son los flashes, ni mucho menos los actos folclóricos. Sus fotografías públicas y las visitas institucionales son de mucho en mucho, y siempre justificadas. Sin embargo, ayer la ocasión lo merecía. El jefe del Consell, Ximo Puig, visitaba la UMH y Elche Parque Empresarial, y no desaprovechó la ocasión para hacer parada en Tempe, la empresa comercializadora del calzado y los complementos que el grupo Inditex destina a marcas como Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka o Stradivarius. Vicente García salía de su blindaje para recibir al presidente de la Generalitat y a toda la comitiva, encabezada por el alcalde, Carlos González, y parte del Gobierno municipal. En juego está la ampliación del gigante Inditex en Elche, por mucho que desde el Palau simple y llanamente argumentaran que era una visita de cortesía sin más.

La firma -la única que tiene el segundo hombre más rico del mundo al 50% con otro empresario, Vicente García- quiere expandirse y Elche está en su punto de mira para impulsar una plataforma distribuidora de calzado que ya se especula con que puede ser la mayor de todo el mundo. El proyecto pasa sí o sí por una Actuación Territorial Estratégica (ATE) o otro instrumento de gestión urbanística similar que permita agilizar los trámites, que es lo que ahora se negocia. El encuentro, al menos, sirvió para dar muestras de que sí, de que el ilicitano quiere que Tempe siga creciendo en Elche, pese a las resistencias desde Arteixo y pese a que pretendientes nunca faltan para proyectos como éste. Sirvió para eso, y para que Puig también demostrara, como ya dijo en abril en el desayuno en Madrid de Nueva Economía Fórum, que los suyos están por la labor de apoyar «por tierra, mar y aire» las inversiones productivas, en este caso para hacer posible que una ampliación de Elche Parque Empresarial que puede tardar hasta una década esté salvada en un plazo razonable que apenas supere el año, en un proceso en el que incluso la empresa municipal Pimesa podría ser la promotora, y todo ello con el objetivo de que se cumpla el objetivo del año 2018, que es el que más o menos maneja Tempe.

La visita, en cualquier caso, llega cuando no han pasado ni dos meses desde que Puig, en ese desayuno de Nueva Economía Fórum, pusiera el foco en las negociaciones que había abierto Tempe. El objetivo de la sociedad compartida a partes iguales por el ilicitano Vicente García y Amancio Ortega era expandirse en Elche hasta convertir sus instalaciones en la mayor plataforma distribuidora de calzado del mundo, con 300.000 metros cuadrados más de suelo, que se sumarían a los 150.000 que ya tiene en Elche Parque Empresarial, distribuidos en tres edificios. Para ello, lo que se ha venido planteando desde el principio es que ese terreno se pueda ganar en un nuevo desarrollo del polígono de Torrellano, actuación ésta de unos 500.000 ya anunciada por el Ayuntamiento de Elche en una zona comprendida entre la A-7 y la Vía Parque. Ahora bien, todo ello de la mano de ese instrumento de gestión urbanística, en otra negociación, ésta entre Ayuntamiento y Consell, que permita que la empresa pueda entrar en los terrenos en un año como mucho.

De momento, empresarios, trabajadores y sindicatos ya dieron muestras, cuando salieron a la luz las intenciones de Tempe a principios de abril, de que reciben con los brazos abiertos proyectos de ampliación como éste, y más cuando lo que se plantea es crear un millar de puestos de trabajo. Tampoco el Ejecutivo valenciano ha ocultado su predisposición a poner la alfombra roja a actuaciones así. Ahora, la foto que deja la jornada de ayer, con Ximo Puig y Vicente García juntos, refuerza esa idea de que todos reman en el mismo sentido. Si no hay sustos de última hora, será cuestión de tiempo llegar a buen puerto. El empresario ilicitano, como buen hombre de mar, según dicen quienes lo conocen, debe saber de esto.