Con 750 años de antigüedad750 años de antigüedad, el Raval celebra este año su aniversario a lo grande con sus calles como escenario. No obstante, a pesar del entusiasmo de los vecinos por la conmemoración, no están del todo contentos con el estado del barrio. Reclaman mejoras de movilidad, restauración y actuaciones en los aparcamientos. La presidenta de la asociación de vecinos Raval Nou, Reme Pomares, pone en ojo en las actuaciones que el Ayuntamiento aún no ha llevado a cabo para el bienestar de los vecinos que conviven día a día en esta zona histórica.
Para Pomares, la movilidad es una asignatura pendiente del área. Y es que, denuncia que para las personas mayores o con problemas de movilidad es muy difícil valerse sin ayudas. Las baldosas son, a menudo, demasiado estrechas para que una persona en silla de ruedas pueda transitarlas. Para la representante de los vecinos, la acera de la calle Fossar, que conecta El Raval con el centro, está también en muy malas condiciones. Además, carecen de una rampa desde el parking al centro de enseñanza de adultos Mercè Rodoreda, por lo que se debe dar una vuelta entera para acceder en silla de ruedas, apunta.
Además, según señalan, el centro social del barrio no cuenta con una trabajadora social que explique cómo funciona la legislación de la Ley de Dependencia a las personas interesadas o que transforme a un lenguaje más sencillo las notificaciones que llegan desde el Consell. Para ello, asegura Pomares, las personas interesadas deben desplazarse a los centros de Altabix o Poeta Miguel Hernández.
La rehabilitación de los edificios históricos del barrio también es una preocupación para sus vecinos. Y es que consideran que se reciben muy pocas ayudas municipales para remozar fachadas de sus edificios o restaurar estructuras antiguas. De hecho, desde la asociación de vecinos alertan de que muchas de ellas están cayéndose poco a poco. También denuncian que la parte de la ladera del río que rodea su límite presenta una vegetación muy descuidada, con plantas secas y que el vallado desaparece justo en sus límites.
El Raval es, además, una zona donde resulta bastante difícil aparcar y los puestos habilitados están, a menudo, abarrotados.
Las pistas del Filet de Fora no cuentan con mantenimiento y aparecen llenas de vidrios rotos. Pomares asegura que los menores no juegan allí porque se pinchan los balones. Además, las maderas de las instalaciones están hinchadas por las inclemencias del tiempo. El circuito de ejercicio colindante tampoco se mantiene y aparece lleno de dátiles caídos de las palmeras.
Los vecinos ya han hecho oficiales estas quejas y han presentado sus propuestas de mejora a través de los presupuestos participativos. Antes del verano, los técnicos revisarán estas demandas y entre septiembre y octubre ya sabrán si esas medidas serán tenidas en cuenta a la hora de destinar el presupuesto municipal. Será en ese momento cuando se prioricen las necesidades. Los residentes apuestan por que el Ayuntamiento colabore en estas mejoras y así poder crear un barrio más habitable y con mejores condiciones que faciliten la convivencia entre sus residentes, según expresaron.
