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Teatro amateur en Elche

El arte que sale por Las Chimeneas

Una antigua fábrica de yeso es desde hace más de 15 años la gran casa del teatro amateur en Elche

El arte que sale por Las Chimeneas sergio ferrández

L'Algeps. 18 horas. Un grupo de niños disputa su gran encuentro de fútbol vespertino, tratando de no impactar con el balón sobre la cabeza de las cuatro señoras que departen y disfrutan «a la fresca» en una terraza que da a esta enorme plaza ilicitana. Bajo los pies de todos ellos y de las decenas de personas que no dejan de deambular de un lado para otro de este punto neurálgico del popular barrio de Carrús, están haciendo teatro. Actores y actrices, no profesionales pero con un enorme amor por las artes escénicas, gritan, bailan e improvisan sin que nadie se entere y, lo que es más importante, en pleno casco urbano, sin molestar.

Desde hace más de 15 años los grupos de la Plataforma de Teatro Amateur se instalaron en el sótano de Las Chimeneas, un edificio municipal, situado en esta plaza, que les cedió el concejal socialista José Manuel Sánchez cuando ostentaba la cartera de Cultura. José Luis Mas, presidente de la Plataforma, rememora cuando entraron a esta antigua fábrica de yeso, coronada por tres enormes chimeneas. Por aquel entonces, el suelo todavía era de tierra. Afortunadamente, las cosas han cambiado aunque todavía queden detalles por mejorar.

Las Chimeneas aporta a esta federación de teatro amateur unas instalaciones muy básicas, pero con ese romanticismo que emanan las antiguas fábricas cuando las reconquistan los artistas. Las compañías de la Plataforma utilizan en su sótano un espacio diáfana con una pared de piedra que evoca a una contrucción medieval. Hace unos años que les cedieron otra pequeña sala en el primer piso, donde pueden preparar obras de pequeño formato. José Luis Mas explica que «en las asambleas realizamos el reparto de horas para ensayar. Hay gente que viene por la mañana, otros por la tarde, el fin de semana... Lo vamos adaptando». También desarrollan talleres y lo utilizan como almacén del atrezzo. Además, es un punto de encuentro perfecto para llevar a cabo proyectos en común o compartir actores para determinados montajes. «Somos como una gran familia», reseña Mas, que con su compañía, Carafur, representó a España en el festival internacional de teatro amateur de Nueva York, además de cosechar diferentes reconocimientos en muestras nacionales.

«La gente alucina cuando vamos de gira por ahí y decimos que el Ayuntamiento nos cede espacios públicos para ensayar gratis como Las Chimeneas o L'Escorxador», describe Mas, justo antes de subir en el furgón la escenografía de «Presas», un espectáculo que van a representar en varias decenas de festivales y con el que este fin de semana recalaban en la muestra de Alhama (Murcia).

Y es que en las entrañas de lo que en el pasado fue la famosa Yesería Román se hacen cosas de mucha calidad. De hecho, algunos de sus moradores tienen la responsabilidad de definir el nuevo rumbo escénico de una ciudad con tanta tradición teatral.

Prueba de que en ese sótano se hacen cosas importantes es el Premio Nacional de Teatro Amateur que ha recibido este año Javier Murcia por su texto «Infinito», que llevó a las tablas su compañía Otra Cara, que también es inquilina de Las Chimeneas. Murcia recalca que «a nosotros nos gusta estar aquí porque es, a la vez, donde se reúne gran parte de la farándula del teatro y representa un pedazo de la historia de nuestra ciudad». Este joven dramaturgo ilicitano lo ve como «un lugar emblemático, teniendo en cuenta que se trata de una fábrica y nos encontramos en un municipio que siempre ha sido obrero. Además, tiene ese rollo retro-punk que me encanta», detalla Murcia, que habrá preparado más de una docena de obras en el interior de Las Chimeneas desde que entró con su grupo en 2003.

Laura Muñoz, directora de Ilusió Teatre, es quizá un poco más crítica con las instalaciones. «Le tenemos mucho cariño, pero es cierto que hay muchas humedades y falta de ventilación. Tampoco tenemos aseo en el sótano y hay que subir a la zona de arriba. Quizá con una pequeña reformita podríamos ensayar un poco más cómodos», defiende esta teatrera amateur.

Su opinión la comparte la dramatuga Olga Mínguez, que ayer estrenó en el Centro de Cultura Contemporánea L'Escorxador la obra «Solos en la Cumbre», en la que junto a su compañía, Melpómene Dacria, da vida a dos jugadores de fútbol del Real Madrid y del Atlético de Madrid que cuestionan la homofobia dentro del deporte rey. En este caso, sólo han tenido que utilizar un balón de fútbol «pero tenemos material guardado tapado con plásticos debido al agua que se filtra». Mínguez considera que un pequeño lavado de cara no le vendría mal, «o al menos que nos dejen otras salas municipales para poder guardar el material, porque con todas las que somos a veces estamos un poco arrinconados ensayando», incide. Sobre todo porque ni Mínguez ni muchos de sus compañeros se quieren ir de allí. «Es un lugar que es parte de nosotros ya. Más de una vez, después de un ensayo o esperando a mis compañeros, me he quedado allí, relajada, y me he puesto a escribir alguna de mis obras. Se respira teatro y eso nos gusta», subraya.

Un aroma que contamina incluso a los diferentes habitantes de la plaza. Javier Murcia subraya que los vecinos están encantados con ellos. «Yo creo que se sienten un poco parte de todo este movimiento. Los comercios de la zona nos ayudan en todo lo que pueden siempre que les pedimos un favor», insiste Murcia, al que también le gusta encontrarse con su grupo en una plaza de Elche que también es referencia de diferentes colectivos sociales como sindicatos, asociaciones o partidos políticos progresistas. Y es que el teatro reivindica, conmueve, enamora, entristece y te hace sonreír. Y todo eso, sale, cada día, por Las Chimeneas del barrio de Carrús.

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