¿En qué va a centrar su trabajo al frente del Instituto de Neurociencias?

Quiero que el instituto siga teniendo un proyecto, y ser el conseguidor para que los investigadores tengan la financiación que necesitan. Y la voy a buscar en cualquier sitio, en Europa y en el mundo. Ya hemos conseguido que el Máster de Neurociencias sea internacional. Lo vamos a hacer compartido con el Institut Pasteur y la Université Pierre et Marie Curie de París. Desde el año que viene los estudiantes de máster van a tener un curso en París y un curso en Alicante. Cuando lo propuse en Francia no me pidieron criterios de calidad, lo aceptaron porque confían en el Instituto de Neurociencias.

¿Cómo marchan sus proyectos?

Yo trabajo en biología del desarrollo, neurogenética del desarrollo. He estudiado la expresión de los genes en el esbozo del cerebro durante el desarrollo, viendo qué genes se tienen que expresar para que el cerebro se construya tal y como se construye. Hemos llegado a hacer un panel de expresión de todos los genes que se mueven en el cerebro, donde hemos visto que se expresan 18.000 genes, en el cerebro del ratón durante el desarrollo. Ahora podemos definir que la mitad de nuestra información está dedicada a construir el cerebro, que es el órgano más complejo. Actualmente trabajo en ver cuáles son las interrelaciones entre una célula cancerígena en el cerebro y el cerebro sano, para que sea capaz de infiltrarse y producir la muerte, en el gliobastoma multiforme, que es el cáncer más primario y frecuente en el cerebro.

¿Cuáles son las principales aportaciones del instituto a la medicina?

En Neurociencias estamos en la primera frontera de conocimiento para entender el sistema nervioso. El instituto tiene tres departamentos: biología del desarrollo, biología de sistemas y biología molecular. En biología del desarrollo se han hecho avances fundamentales para comprender como se distribuyen las poblaciones de neuronas en el desarrollo, como puede estar relacionado con el establecimiento de conexiones en los circuitos cerebrales, y como esto está implicado en la aparición de enfermedades mentales. Otros laboratorios investigaban en proliferación celular y mecanismos de control de la división celular que, al final, están siendo fundamentales para entender el cáncer y su propagación, la metástasis.

¿Que destaca de la aportación a los conocimientos sobre el cáncer?

Las investigadoras Ángela Nieto y María Domínguez, que venían de intentar entender cómo se producía el movimiento dentro de las neuronas, han visto que son moléculas fundamentales para la formación de metástasis y que las células cancerígenas se diseminen. Y ahora son dos laboratorios punteros en Oncología, que trabajan con el sistema nervioso. Por otro lado, hemos aumentado nuestra tecnología, y estamos estudiando como los circuitos y las conexiones de las neuronas dentro de la corteza cerebral están implicados en cómo entendemos el mundo, y modificamos nuestro comportamiento en función de los cambios del entorno, que es fundamental para entender el comportamiento humano y la conducta.

Viendo tantos avances llama la atención la desaparición de la Fundación Diógenes con la que trabajaba. ¿Fue un golpe duro a la investigación?

Fue un palo muy fuerte. Empezamos a trabajar en Esclerosis Lateral Amiotrófica en el año 2000, y teníamos un ensayo en fase dos cuando la dejaron desaparecer. La fundación propició una terapia celular en ELA, donde no hay nada. Y ahora que esa fundación no existe, cuando tengamos los resultados de los ensayos de la fase dos, que se están realizando en Murcia, no tendremos a quien dar un abrazo si salen positivos.

¿Por qué cree que pasan estas cosas?

Un país necesita investigación, para evitar tener un país de autómatas. Necesitamos médicos que mamen la ciencia y sean capaces de desarrollar investigación. Queremos ser un país moderno cuando no somos capaces de innovar. Nuestros estudiantes tienen que aprender con profesores que hacen investigación, y el sistema se está llevando eso por delante. Para analizar lo que pasa en España sólo tenemos que mirar a lo que pasa fuera. En Estados Unidos el 95% de lo que gastan las empresas en investigación llega de grandes empresas, como Apple o Microsoft, mientras que en España la mitad del dinero que llega viene de pequeñas y medianas empresas. Las grandes compañía no aportan nada a la investigación en España, y ahí están, en el Ibex 35.