Lo que hicieron ayer los alumnos de primero de ESO del Instituto Severo Ochoa de Elche no era ningún juego. En sus manos tenían una responsabilidad muy grande: concienciar a otros niños, más pequeños, de un problema tan crucial y tan actual como el de los refugiados e inmigrantes, y deshacerles todos los falsos mitos que han podido escuchar sobre el tema.
Es obvio que estos estudiantes no son profesores ni conferenciantes especializados pero, durante tres semanas, a través de un proyecto didáctico titulado «El viaje a ninguna parte», sus profesores les han ayudado a ponerse en la piel de todas esas personas que, en un momento dado, han tenido que abandonar sus casas por diferentes razones como es el caso de los expatriados por la Guerra Civil en Siria. Lo han hecho con actividades intercaladas en diferentes asignaturas como Geografía, Historia, Tecnología, etcétera.
Ayer era el momento de trasladar todo lo aprendido. «Es una iniciativa que apuesta por el aprendizaje de servicio, basado en que los conocimientos que reciben los comparten con otros niños. En este caso de sexto de Primaria y de los colegios El Toscar y Jaume I», matizó Rosa Jurado, coordinadora de Secundaria en el Severo Ochoa.
Los 90 escolares de estos dos centros pudieron escuchar un programa de radio en el que los mismos estudiantes de primero de ESO les detallaron en qué consistía el proyecto «El viaje a ninguna parte» y los casos de inmigrantes que habían conocido, tanto a través de una biblioteca humana como de diferentes lecturas.
Asimismo, les expusieron, con un power point, los ideas preconcebidas y desacertadas que giran en torno a estos colectivos desfavorecidos, «como que vienen a España a quitarnos el trabajo, que esconden a terroristas o que abusan de la Seguridad Social», apuntilló Rosa Jurado. También visualizaron un mural con un mapa de zonas en las que hay refugiados y un collage con siluetas humanas, a bordo de una patera. Dentro de cada figura describían una historia de un inmigrante. Además, los propios chavales realizaron una obra de teatro en los que confluían personajes de dos épocas diferentes que, en un momento dado, se encontraban y conversaban. Unos representaban a emigrantes españoles durante la época de la Guerra Civil y otros a refugiados sirios escapando del conflicto que acontece en su país.
Teresa Alcaraz, de 12 años, se había esmerado en redactar el guión del programa de radio. «Lo que queremos es que se den cuenta de la realidad, al igual que nosotros hace tres semanas. Y que sepan que a toda esa gente que sale en la tele no le están dejando cruzar una frontera para sobrevivir», dijo.
