Tras un soso y aburrido partido, el capitán del Real Madrid, Luis Quiroga, roba una pistola y se encierra en el vestuario bajo la amenaza de suicidio. La Policía opta porque sea Álex, jugador del Atlético de Madrid y amigo de Quiroga, el que trate de hacerle entrar en razón. A solas, en el vestuario, recuerdan sus sueños pasados y uno de sus problemas principales: la homofobia en su deporte que no les deja mostrarse tal y cómo son. Éste es el argumento de «Solos en la Cumbre». Olga Mínguez, su autora, tiene claro que no se dará una situación parecida tras el encuentro del sábado en Milán. De lo que no le cabe duda es que en el fútbol de primera línea existe mucho tabú con respecto a la homosexualidad. Al parecer, no es algo que venda demasiadas camisetas.

¿Usted ha conocido casos?

He conocido a jugadores de fútbol, de categorías inferiores, que solo comentan que son gays con su familia y los más allegados, pero siguen temiendo hacerlo público. También me topé con un árbitro homosexual que me contó que tuvo que dejar su trabajo porque recibía muchos insultos.

¿Y por qué no avanza el aperturismo en este deporte?

Pues por intereses económicos y las mentalidades machistas que se siguen manteniendo alrededor del «deporte rey». Solo hay que ir a un campo de fútbol y fijarse en la grada, y escuchar cómo insultan al árbitro o al resto de jugadores. No parece que las marcas comerciales, con este tipo de público, piensen en vender muchas camisetas de un futbolista gay, lo cual es bastante triste a nivel social.

A usted la operación de marketing le ha salido redonda. Los dos equipos que utiliza en su libro disputan el sábado la final de la Copa de Europa.

Ha sido casualidad, la verdad. Por otro lado, he leído algunas novelas sobre la homofobia en el fútbol y siempre se utilizan equipos ficticios. Yo quería ponerles nombres y apellidos, para demostrar que es algo que tengo claro que pasa y que se esconde en equipos con galácticos.

Quizá el incidente entre Míchel y Valderrama en los noventa, en el que el primero tocó «las partes» al segundo para provocarle, no ayudó demasiado...

Sin duda, fue un episodio del mundo del fútbol que empeoró la visualización del mundo gay en este deporte. Pero no por culpa de los jugadores sino por cómo las hinchadas condenaron a Míchel con insultos durante años. Si por algo anecdótico cargaron tanto contra él, ¿cómo iba a salir un futbolista después diciendo que es homosexual?

¿Llevará la obra a las tablas?

Por supuesto. La compañía ilicitana Melpómene Dacria está trabajando en ella y el 4 de junio está previsto que se estrene en l'Escorxador, dentro de las actividades del Festival Diversa. Vendrán, entre otros, jugadores del equipo de rugby de Elche, que nos cedió sus instalaciones para realizar las fotos de promoción del montaje. Curiosamente, este deporte, mucho más rudo, parece que es más tolerante. El excapitán de la selección de Gales, de hecho, salió hace poco del armario.