El ilicitano Miguel Ángel Cantero tuvo hace un mes en Idomeni el mismo conflicto moral con el que se enfrentan cada día miles de fotorreporteros del mundo cuando van a tomar una instantánea. Ante él tenía a un refugiado atemorizado por los gases lacrimógenos que acababan de tirar sobre el campamento griego las fuerzas de seguridad de Macedonia durante un acto de protesta. «Me plantee si sacando una foto de su miedo cruzaría esa delgada línea que separa el morbo o el retrato de una realidad que es necesario que conozcan en Occidente». Finalmente, ganó la partida su deseo de contar. Esa imagen forma parte de otras 26 que integran la exposición «Idomeni, estación desesperanza», que se inaugura el próximo viernes en la Antigua Lonja Medieval, y estará hasta el 5 de junio. Cantero, junto a su compañero Juan Manuel Flores y otros siete voluntarios de diferentes puntos España, acudió a este campamento fronterizo con Macedonia, situado sobre una antigua estación de tren, con la intención de colaborar con la ONG Bomberos en Acción. Un lugar que desde ayer están desalojando. Allí pudieron conocer la situación de miles y miles de expatriados, entre ellos la familia de Osman, el niño afgano con parálisis cerebral que hace un par de semanas llegó a España tras una campaña de presión al Ministerio que realizaron con el apoyo del Ayuntamiento de Elche y junto a Bomberos en Acción. Cantero reseñó ayer que «nosotros no somos buenos fotógrafos pero consideramos que una imagen vale más que mil palabras».