«Baskavígin» en islandés significa «Matanza de balleneros vascos», una de las historias más crudas y conocidas en la isla del noroeste europeo. También es el título del largometraje documental que dirige Aitor Aspe, en el que se trata de recrear la expedición a Islandia, en junio de1615, de 86 valientes balleneros procedentes de San Sebastián. Uno de sus capitanes fue Esteban de Tellería, superviviente de la matanza. El encargado de darle vida en el filme es el actor ilicitano Abraham Puche, que no dudó en embarcarse en esta aventura audiovisual cuando se lo propuso su agente.

«Fue una experiencia interesante. Sobre todo por el hecho de rodar en playas heladas del sudoeste de Islandia, repletas de icebergs y a temperaturas que no superaban los tres grados bajo cero», señala Abraham Puche, que, aunque encarnó a un intrépido ballenero, no llegó a ver durante esta experiencia uno estos gigantescos cetáceos.

«Grabamos en localizaciones con paisajes increíbles, donde se habían rodado escenas de la famosa saga televisiva Juego de Tronos. De hecho, a la gente de por allí no se le hacía nada raro tener un equipo de producción desplegado», destaca Puche, que, aparte de en esta producción vasco-islandesa, ha participado en conocidas series españolas como «Puente Viejo», «La Señora» u «Hospital Central».

Al parecer, según la historia que se cuenta en «Baskavígin», los islandeses no eran tan pacíficos como los que se encontró Puche durante el rodaje. En aquella expedición se produjeron roces y hurtos entre la población y las tripulaciones vascas. Desavenencias aprovechadas por el sacerdote luterano Jón Grimsson y el magistrado local Ari Magnússon para levantar en armas al campesinado, lo que derivó en el mayor magnicidio de la historia de Islandia.

Además, un revés del destino mermó las posibilidades de salvación de los balleneros. A finales de septiembre de 1615, una feroz tempestad destruyó sus embarcaciones y les dejó en un limbo geográfico repleto de hielo. «Se trata de una historia de supervivencia, en la que se cuenta cómo los 50 balleneros que quedaron vivos se las apañaron para sobrevivir en unas condiciones adversas. Se sabe que, meses después, consiguieron embarcar en una nueva nave. Lo que no consta en ningún documento es si volvieron al País Vasco o emprendieron otras aventuras», especifica.