El escritor murciano Luis Leante sabe que, aunque haya titulado su última novela «Huye sin mirar atrás», realmente, la historia que propone en sus páginas, es de reencuentros. Exactamente, del reencuentro del protagonista, un joven adolescente, con un pasado que le inquieta y con el que no acaba de hacer las paces.

Leante presenta hoy, a las 20 horas, este nuevo título en la librería Ali i Truc de Elche, y completa así una bibliografía de casi 20 publicaciones y más de una decena de galardones literarios. Con este libro, por ejemplo, se ha hecho este año con el Premio Edebé de Literatura Juvenil. Le acompaña en su encuentro con los lectores la también escritora, en este caso ilicitana, Maribel Romero Soler.

El autor, afincado desde hace años en Alicante, enmascara una historia cargada de verdad con tintes de thriller y novela negra. Y es que, al final, Leante plantea los problemas de convivencia entre un joven y su madre, y de qué manera remueve ese conflicto la presencia de una tercera persona que llega a sus vidas. «No planteo ninguna novedad social ni trato de dar lecciones. Solo pretendo reflejar una realidad y demostrar que los problemas que tienen ahora padres e hijos no distan tanto de los que padecíamos hace 40 años. Quizá, en los 70, cuando a mí me tocó, eran incluso mayores, ya que nuestros progenitores venían de una época de posguerra y eran menos tolerantes de lo que somos ahora los padres», detalla el escritor, que para construir el mundo de su protagonista se ha inspirado en muchos de los alumnos a los que ha dado clases durante sus años como profesor de instituto.

Luis Leante, aunque reitera que no es de dar consejos, considera que sería interesante que los padres, y los adultos en general, «hiciéramos el ejercicio de imaginar cómo sería volver a tener 15 años en el año 2016. Quizá nos ayudaría a entender cómo actúan nuestros hijos», incide.

Este escritor, en su análisis del mundo juvenil, tiene una crítica para los padres basada en que «delegamos demasiado en los colegios la educación de nuestros hijos y deberíamos perder un poco más de tiempo en dársela nosotros».

Asimismo, cuando habla de juventud, tiene otro detalle que valora, «y es que leen mucho más de lo que creemos, superando con creces a los adultos. Las encuestas dicen que el 85% de los jóvenes leen mientras que el porcentaje de adultos que cogen un libro a la semana apenas supera el 50%. Algo debe de fallar en nuestra percepción catastrofista de las nuevas generaciones. Puede que al final sean ellos los que nos tengan que enseñar algo a nosotros», dice.