El recorte de las ayudas públicas en investigación ha sido el lastre que ha marcado el trabajo diario de los científicos de la Universidad Miguel Hernández (UMH) en el último lustro. El Instituto de Bioingeniería, asentado en el campus de Elche, ha cifrado ya en un 50% la bajada de recursos a nivel nacional y, todo ello, pese a que la institución tiene una de las mayores tasas de éxito de España a la hora de captar proyectos, situada en un 40%.

Ejemplo de ello es que en el año 2006 el centro contó con 1.980.856 euros de financiación para sus proyectos y en 2008 esa cifra ya bajó a 1.091.644 euros. Mientras que, en 2103 el instituto tan sólo disponía de 166.680 euros y hace dos años obtuvo 402.643 euros. Ya el pasado ejercicio, los investigadores de esta entidad contaron con 1.440.052 euros, gracias a proyectos europeos y a la última convocatoria del Ministerio, que se había retrasado y paralizado durante el año anterior.

Y es que, la demora de las convocatorias del Plan Nacional del Ministerio, unido al tijeretazo del Gobierno en materia de subvenciones para los investigadores ha provocado que este instituto, que centra sus estudios en nueve áreas (Fisiología Celular y Nutrición, Biomateriales, Bioquímica y Terapia Celular, Diseño y Síntesis Molecular, Ensayos Clínicos y Farmacología, Genética, Ingeniería Celular y Tisular, Neuroprótesis y Rehabilitación Visual y Toxicología y Seguridad Química), se vea obligado a reinventarse. Actualmente, el centro tiene en marcha doce proyectos funcionando simultáneamente y financiados por convocatorias competitivas de fondos públicos.

Sin embargo, tal y como explicó el director de la entidad, Eugenio Vilanova, la falta de financiación ha favorecido que los grupos de trabajo aumenten sus esfuerzos para crear empresas de base tecnológica y, además, que, en algunos casos, se priorice la oferta de servicios por encima de la investigación.

Ejemplo de ello es el departamento de Fisiología Celular y Nutrición, donde ahora también ofrecen asesoramiento en nutrición y deporte. Otro caso, es el grupo de Toxicología, que asesora a prestigiosas instituciones sobre toxicidad y riesgos, como es la Agencia Química Europea, además de aconsejar a otras empresas.

La caída en picado de ayudas también se observa en la disminución del personal científico, como ha ocurrido a esta última área, donde han llegado a tener a 14 personas contratadas y ahora tan sólo cuentan con una. Así las cosas, el Instituto de Bioingeniería está formado por un centenar de investigadores, de los que 45 son profesores y el resto contratados de investigación y becarios.

Más obstáculos

No son solo los recortes en las subvenciones o la existencia de trabas burocráticas para solicitar proyectos los obstáculos con los que se encuentran los científicos de la Universidad Miguel Hernández. «Otro problema es que no hay fondos institucionales por parte de la entidad universitaria que nos ayuden a mantener la investigación. Sus recursos se destinan al mantenimiento del edificio. Esto no ocurre en otras universidades donde sí dotan a los científicos de ciertas cantidades para soportar la línea de investigación», explicó el director del instituto.

Por contra, según Vilanova, la UMH se queda con un porcentaje, situado entre el 10% y el 20%, de los proyectos que logran captar los investigadores para sustentar el edificio y para suscripciones a revistas.