La ilicitana Lucía Román llegó en 2012 a Los Ángeles (Estados Unidos) con dos maletas, una llena de ropa y otra, por supuesto, de zapatos. Esta diseñadora de moda, especialista en calzado, un día, mientras trabajaba para Tempe en el polígono de Torrellano, decidió que quería mejorar su inglés y vivir una experiencia fuera de España, y optó por una de las ciudades top del mundo creativo, donde ha confeccionado modelos para marcas tan importantes como L.A.M.B., impulsada por la conocida cantante norteamericana Gwen Stefani.

Su caso no es aislado. La industria zapatera, al igual que otros sectores, también padece de fuga de cerebros. En algunos casos, por la necesidad de estos profesionales de ver mundo y enriquecer con experiencias sus creaciones y, en otros, para mejorar unas condiciones laborales ya que, en ocasiones, en cuanto ponen el pie en una fábrica de otra gran urbe, sus cuentas corrientes aumentan notablemente.

Nueva York, India, Amsterdam... Los destinos de muchos diseñadores de calzado «made in Elche» son de lo más variado. «Si, por ejemplo, te vas a trabajar a China y dices que te has curtido en el Parque Empresarial ya tienes como un pequeño plus. Es una zona reconocida ahí fuera. En el extranjero valoran mucho nuestra creatividad y los conocimientos adquiridos. Yo aprendí muchísimo durante el tiempo en el que estuve allí, porque podía irme a la fábrica de un taconero por la que habían pasado tres generaciones realizando la misma labor, y todo lo que te contaba ese hombre era oro. Solo te sentabas, callabas y escuchabas. Eso, en otras parte del mundo, no existe», reseña Román.

La diseñadora ilicitana Lucía Román

Reconoce que Torrellano fue una gran escuela de cara a trabajar al ritmo de una gran multinacional o a bregar con los productores asiáticos... Conocimientos que después ha puesto en práctica en Estados Unidos para sacar adelante 50 modelos diferentes en solo dos meses o para controlar en territorio chino la elaboración de muestras.

Iván Martí se formó junto a Román y a otros tantos diseñadores en un máster de un año sobre diseño de calzado que se impartía en Inescop hace una década, «y te puedo decir que la mayoría de los que estudiamos en él hemos acabado en empresas muy potentes», dice. Este alicantino, que también comenzó a forjar su carrera en el polígono ilicitano, es actualmente el encargado de diseñar todos los zapatos y bolsos de la línea masculina de Mango, labor que realiza desde Cataluña. En su opinión, el sector manufacturero tanto en Elche como en Elda corre el riesgo de quedarse estancado por dos factores fundamentales: por un lado, por el dinero. «Los salarios, en cuanto das el salto, son mucho más altos. En Elche no suelen ser acordes a su fama dentro del sector», manifiesta. Por otro, entiende que a la formación no se le da la importancia que se debería. «Ahora solo se dan cursos puntuales en Inescop. Creo que fue porque se perdieron una serie de ayudas europeas. Las administraciones deberían tener en cuenta que potenciar esos estudios es vital, ya que de ahí sale el potencial creativo que va a definir el futuro de lo que se haga en la provincia y tenemos un nombre que mantener de cara al extranjero, e incluso mejorarlo», indica Martí.

La ilicitana Paula Sola, que desde hace año y medio diseña calzado para la marca Nine West desde la Gran Manzana, considera que en España las empresas zapateras, salvo algunas excepciones en las que no son tan cerradas de mente, «todo va un poco más lento en relación a capitales de la moda como Nueva York o Londres, donde están más abiertas a todo lo que tú puedas aportar», subraya esta creativa, formada entre la Universidad Politécnica de Valencia y la Central de Saint Martins de Londres, una de las mejores escuelas de diseño de todo el mundo. Sin olvidar los conocimientos que le aportó su abuelo, que tenía una fábrica de zapatos, y su tío, que era comercial de varias marcas.

Su arraigo familiar, de hecho, quizá la devuelva algún día a tierras ilicitanas. O al menos eso es lo que tiene pensado, con independencia de haberse acostumbrado ya al ritmo frenético que se vive en Nueva York. Sola es optismista y reincide en que hay ya algunos casos de mercantiles en Elche Parque Empresarial que caminan en consonancia con los nuevos tiempos y en las que, por ejemplo, se apuesta también por generar equipos con profesionales de otros países, con el fin de aportarle al producto una riqueza multicultural.

El movimento «nomad»

Su compañera de gremio Lucía Román no sabe dónde acabará. Hace unos meses que decidió tomarse un pequeño descanso que le hizo cambiar las carreteras interminables de L. A. por la naturaleza de la isla de Bali. Allí pensaba que iba a iniciar una temporada sabática, «pero me encontré con un montón de gente creativa y la primera semana ya estaba visitando fábricas». Al tiempo viajó a Filipinas, «y también me enamoré», reseña. Román explica que en sus viajes por estos lugares tan exóticos ha conocido un movimiento denominado «digital nomad», que defienden freelances que van cambiando, por temporadas, su punto de trabajo. «Es un concepto que me mola. Sobre todo, cuando pienso que me queda mucho mundo por ver. La gente cree que sigo de vacaciones en el paraíso pero de lunes a viernes trabajo en un coworking diseñando para algunos de mis clientes. La diferencia es que antes, justo después de desayunar, puedo hacer surf en unas playas alucinantes», subraya satisfecha.