La Institución Ferial Alicantina (IFA) cerró ayer una etapa, y lo hizo con el nombramiento -ya oficial y por unanimidad total y absoluta- de una nueva cúpula encabezada por el dirigente de la patronal de los heladeros, José Luis Gisbert, como presidente; el gerente de la empresa municipal Pimesa, Antonio Martínez, como vicepresidente; y Esther Guilabert, como directora general, junto a toda la retahíla de renovaciones en el comité y en el patronato. El relevo, además, se producía justo un día después en que se hiciera pública la hoja de ruta para la reconversión de Feria Valencia, con privatización incluida bajo la fórmula de una empresa mixta y con la asunción vía decreto de la deuda -de 510 millones- por parte del Consell. Con estos puntos de partida, y aunque en público prácticamente nadie se atreviera a tocar el tema, todos acabaron teniendo en mente la posibilidad de que el modelo de Feria Valencia se acabe extrapolando a Alicante.

De momento, el planteamiento fue claro: el primer encargo que tiene la nueva directiva -y lo tiene desde ya- es hacer un diagnóstico detallado de la situación y testar los apoyos con los que cuenta, sobre todo para neutralizar cuanto antes posibles sorpresas. A partir de ahí, el siguiente paso será ponerse manos a la obra con un plan de viabilidad serio, que marque la hoja de ruta para poder relanzar la feria. Ahora bien, aunque todos y cada uno coincidieron en señalar de puertas hacia afuera que aún es pronto -y más sin saber si se van a encontrar con sustos de última hora- para hablar ya de cuál será el modelo, lo cierto es que desde el Gobierno valenciano nunca se ha ocultado que la solución que se adoptara en Feria Valencia debía ser la que se tomara también en Alicante. Y todo ello con las salvedades lógicas: aquí la titularidad es única y exclusivamente del Consell, mientras que en la capital del Turia es compartida con el Ayuntamiento de Valencia; y la deuda, que roza los 70 millones en IFA, está muy lejos de los 510 de la de la entidad que preside José Vicente González. A partir de ahí, y con todas las cautelas que exige cualquier inicio de una nueva etapa, nadie esconde que esa privatización, la búsqueda de partners y la asunción de la deuda vía decreto puede ser una posibilidad que poco a poco podría ir tomando forma, sobre todo después de que en Valencia esta medida haya sido bien recibida.

En cualquier caso, y más allá de nombramientos en sí y de lo que venga a partir de ahora, la era que ahora acaba se cerró, como era lógico, con la aprobación de las cuentas de 2015, las últimas presentadas por el hasta ayer director general, Antonio Galvañ, y que se llevaron con las salvedades de la auditoría que se han venido haciendo últimamente, en particular por el hecho de que el valor de los terrenos no está actualizado. Además, se volvió a poner de manifiesto que IFA sigue con fondos propios negativos, en torno a los 5,7 millones de euros al cierre de 2015. El resto de la sesión, poco menos que fue puro trámite.

«Tenemos que estudiar profundamente las decisiones que vamos a tomar. Empezaremos a trabajar mañana -por hoy- en la creación de un plan de viabilidad para testar cuánto apoyo vamos a tener, que estoy seguro que será el máximo», señaló el nuevo presidente de IFA, José Luis Gisbert, que sustituye a Manuel Román en el cargo. Gisbert, no obstante, no dejó pasar la oportunidad y lanzó un aviso al titular de Economía, Rafa Climent: «Con el apoyo del conseller esto va a salir perfecto», le espetó, dejándole claro que Economía debe estar del lado de IFA si se quiere seguir adelante.

Mientras, la nueva directora general, que fue responsable de comunicación de la entidad durante doce años -hasta 2015-, marcó distancias con la era anterior. «Empezamos una nueva etapa con ilusión, con responsabilidad y queriendo trabajar por una institución más transparente. Hay que dar un nuevo impulso a IFA, que mejore la imagen y la repercusión que tenga tanto para la sociedad, como para el tejido empresarial de la provincia», señaló Guilabert. De momento, el relevo de la cúpula ya se ha hecho efectivo. Ahora habrá que ver hacia dónde camina IFA y si el modelo de Feria Valencia también acaba cuajando en Alicante.