Arena en los pies, el cubito y la pala del niño y la sombrilla y la hamaca serán escenas habituales este verano también en el autobús «urbano» que se va a poner en marcha, de modo experimental, en Arenales del Sol.

De este modo, bajar o subir a la playa desde, por ejemplo, la avenida Costablanca (la parte más elevada de esta zona turística) ya no costará tanto, al menos físicamente. O desplazarse de una punta a otra de Arenales ya no será cuestión solo de coger el coche (con las dificultades que hay de aparcamiento), la moto o emplear una larga caminata.

A partir del 1 de julio, y hasta el 31 de agosto, se podrá subir a la línea P1 que Auesa (la empresa concesionaria del transporte urbano en Elche) pondrá en marcha y, a priori, sin suponer ningún gasto extra para las arcas municipales. Se compensa con el descenso de pasajeros en la ciudad durante el estío, según se indicó ayer en la presentación de este nuevo servicio auspiciado también por las concejalías de Movilidad y Turismo.

Así que por 1,35 euros (o también empleando el bono de diez billetes -8,40 euros-, el mensual -27,15-, o también la tarjeta dorada y el «bus lliure») se podrá subir o bajar del autobús en cualquiera de sus 19 paradas previstas, a lo largo de un trayecto de 4,7 kilómetros o de 5,5 en los días de mercadillo en Arenales, puesto que también se habilitará una parada al efecto.

En principio, se calcula que en esos dos meses se registrarán más de 37.000 pasajeros que, de 8.30 a 21.30 horas, podrán utilizar este medio de transporte para salvar la peculiar orografía de Arenales (muchas pendientes, sobre todo para las viviendas ubicadas más lejos del mar).

La compañía de autobuses también tiene previsto facilitar la venta de los billetes en kioskos y comercios, así como, en lo posible, la información de las frecuencias de paso, fijadas en principio en unos 15 minutos. Esta línea será independiente de la que conecta con la ciudad, es decir, son servicios distintos y billetes distintos.

Arenales apenas cuenta con 2.000 personas censadas, pero en cuanto llegan las vacaciones la cifra se multiplica por diez. Y eso sin contar con los miles de bañistas que aquí acuden para el disfrute.