Una mujer ilicitana y militar de profesión ha denunciado en la Comisaría de Policía Nacional de Elche que lleva años sufriendo acoso sexual por parte de un superior en la Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada, en Sangonera la Seca (Murcia), una infraestructura integrada en la Base Aérea de Alcantarilla. La mujer, de 36 años, interpuso la denuncia a finales de marzo en Elche, después de haber comunicado a sus superiores en varias ocasiones la situación y desesperada por el hecho de que no se tomara ninguna determinación para protegerla del presunto acosador, que era su superior directo, siempre según consta en su relato ante la Policía Nacional.

La denuncia fue puesta de forma inmediata en conocimiento del Juzgado de Instrucción número 4 de Elche, en funciones de guardia, que acordó una orden de alejamiento de 500 metros de distancia, una medida que se notificó al hombre presencialmente en la Ciudad de la Justicia de Elche, según fuentes judiciales. A continuación, la juez de instrucción se inhibió en favor de la juez togado militar de Cartagena, que extiende su jurisdicción a la Región de Murcia. Este diario trató ayer sin éxito de recabar más información a través de consultas al Ministerio de Defensa, del que depende la Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada.

En su denuncia, la mujer expone que los primeros signos de acoso por parte del subteniente al que denunció comenzaron cuando ingresó en el cuerpo militar, hace unos ocho años, y que los comentarios fuera de tono se iniciaron de forma inmediata. Las humillaciones desde entonces han venido siendo una constante pese a haber dado cuenta a superiores, según detalla la militar en la denuncia presentada.

Con todo, la situación empeoró aún más en los últimos años, a raíz de que la destinaran a un puesto de trabajo en la misma oficina que el hombre y junto a algunas personas más, tal y como consta en la denuncia.

Entre otras cuestiones, la mujer relató que el hombre se masturbaba continuamente delante de ella en el lugar de trabajo que compartían, que le proponía con reiteración tener relaciones sexuales y que le hacía preguntas íntimas sobre su vida personal.

Incluso, tal y como pone en conocimiento de los agentes, la mujer comunicó a otros cargos superiores su situación y llegó a manifestar su disconformidad en alguna ocasión en la que se le ordenó que acompañara al hombre en desplazamientos fuera de las instalaciones de trabajo.

En todo este proceso, la denunciante aseguró que ha sufrido y sigue padeciendo un trastorno psiquiátrico a consecuencia del trato «degradante» al que se ha visto expuesta a lo largo de años.

Fue el pasado mes de marzo cuando aprovechó un instante para tomar una fotografía al hombre en un momento en el que él, en la oficina en la que estaban trabajando, le mostraba los genitales. Con esa imagen, consiguió que le dieran algo de credibilidad a sus denuncias internas, y se activó el protocolo de actuación ante casos de acoso sexual, según especifica la denunciante. De hecho, la imagen consta también en la denuncia que recibió el juzgado ilicitano y no fue hasta que ella la remitió a un comandante y a una psicóloga que se inició una investigación y se activó ese protocolo de actuación en casos de acoso sexual, según recoge su declaración en Comisaría.