Tras pasar varios años definiendo las estrategias en Internet del Grupo Prisa, cuando las ediciones digitales despegaban en España, y dirigir las versiones webs de revistas como Esquire o Harper's Bazar, Javier Moya tiró de su vena más romántica y rockera y se dio cuenta de que la mejor manera de evolucionar en esto del periodismo era hacer la guerra por su cuenta, sin estar supeditado a ningún gigante editorial. Hace alrededor de tres años montó con otras dos personas la productora The Tab Gang, que ha dado vida a la Revista Don, con contenido exclusivo para tablets. Su modelo de financiación va de la publicidad digital a producir un videoclip. Lo tiene bien claro: innova o muere.

¿En una revista para tablets el «toqueteo» será de lo más importante?

Era uno de nuestros lemas cuando empezamos, que el usuario estuviera entretenido «toqueteando» el contenido multimedia. No obstante, nuestro gran éxito fue prever que íbamos a tardar unos años en crear una marca rentable, por lo que optamos por constituirnos como una productora audiovisual, que es la empresa que edita la revista. Cuando nos preguntan, decimos que más que interactivos somos audiovisuales.

¿Y eso en qué se traduce?

Pues en que, además de darle una gran importancia al vídeo en nuestra revista, nos financiamos a través de trabajos audiovisuales que hacemos en la productora. Y a la vez los aprovechamos para generar contenido. Por ejemplo, ganamos el premio al mejor videoclip en España con un trabajo que le hicimos a Vetusta Morla. Aparte, llegamos a un acuerdo con el grupo para rodar un video que funcionara diferente en tablet, en el que el usuario puede elegir desde qué perspectiva ve el videoclip -o desde qué músico-. Si todas estas locuras se las pones encima de la mesa al jefe de un gran grupo editorial tienes muchas posibilidades de que su respuesta sea negativa. La cosa es buscar nuevas fórmulas. La revista, para nosotros, juega, entre otras cosas, el papel de imán para que nos contraten para trabajos audiovisuales. Para sobrevivir, por ahora, tienes que alejarte de la dictadura de la publicidad online que sigue siendo muy pobre.

Vuestro proyecto promete pero supongo que aún no habéis finalizado vuestro camino en mitad del desierto. ¿Qué le aconsejáis a los que inician el recorrido?

Que se ultraespecialicen. Que creen una voz propia en un nicho que encuentren por explotar. Vivimos en una época en la que en los grandes medios disponen de una planta noble con demasiados directivos que consumen todos los recursos y no producen, y una planta baja que es la que realmente trabaja, y que cada vez es menor y peor pagada. Ante eso, los emprendedores tienen que apostar por productos de calidad y enfocarse hacia un mundo muy audiovisual. Ahora no es tan necesario una gran inversión económica. Vivimos, en ese sentido, un momento dulce. Nunca ha habido tantos sitios donde trabajar y tanta tecnología para desarrollar tu propio proyecto.

Como por ejemplo...

Eldiario.es, Yorokobu o la revista Mongolia son iniciativas bien gestionados que han demostrado ser rentables.

¿Y tan vital son los vídeos para el nuevo periodismo?

Estamos inmersos en un mundo audiovisual, con una locura constante de pantallas por todos lados. Cuando hablamos de pantallas, el vídeo es el contenido más «ad hoc» para ellas. No obstante, eso no quiere decir que se le reste importancia al texto. Las estadísticas demuestran que los textos largos cada vez cobran más importancia en Internet.

¿Os sentís un poco como punta de lanza de una nueva generación?

Me gustaría pensar que sí, pero vamos un poco a rebufo del mundo anglosajón. Manda narices, pero la innovación periodística no viene de los grandes grupos editoriales sino de los tecnológicos. En los medios más importantes pierden mucho tiempo decidiendo cómo implementar una novedad y, por eso, empresas más pequeñas podremos ir siempre por delante.