La arqueóloga que en su día se encargó de dirigir la excavación de los Baños Árabes de la Plaça de la Fruita, es decir, los nuevos restos localizados junto al Mercado Central y que se han convertido en un elemento esencial para decidir sobre el futuro de este inmueble, acaba de solicitar a la Conselleria de Cultura y al Ayuntamiento de Elche que actualice y amplíe el perímetro de protección del Bien de Interés Cultural (BIC) de la Vila Murada.

La científica, que encabezó los trabajos que se desarrollaron a finales de 2013 y principios de 2014, durante el mandato del PP, presenta varios argumentos para ello. Para empezar, señala que los restos puestos al descubierto forman parte de un «edificio singular, bien conservado, con su planta completa e intacta, que todavía no ha sido excavado en toda su extensión (falta concluir la zona de caldera y las estancias adyacentes a los baños, así como la entrada al edificio) por lo que su tamaño será mayor de lo que actualmente se halla a la vista».

Valero afirma también que toda la Plaça de la Fruita está repleta de restos arqueológicos, al igual que los solares colindantes, lo cual tiene que estar recogido en las memorias de excavación depositadas en los archivos de la Conselleria de Cultura, lo que pondría de manifiesto «la existencia de una importante trama urbana medieval».

La experta da por seguro, además, que bajo el actual edificio del Mercado Central «existen importantes restos arqueológicos», puesto que así se pone de manifiesto en un informe de la empresa Alebús del año 2008.

«En general, si miramos todos los solares excavados en la zona, podemos decir que debajo de la actual Elche conservamos la trama urbana de la Elche islámica, haciendo del núcleo histórico de esta ciudad un caso único para la arqueología en la Comunidad Valenciana», afirma la experta Ana Valero en un escrito dirigido hace escasos días al Servicio de Patrimonio Arqueológico, Etnológico e Histórico de la Conselleria de Cultura, y al alcalde de Elche, Carlos González.

Por todo ello, la arqueóloga solicita a la Generalitat y al equipo de gobierno que revise y modifique la ficha del año 1968 que declara BIC a la Vila Murada «incluyendo los nuevos hallazgos y ampliando el perímetro de protección de la misma a todo el recinto amurallado, pues se conoce perfectamente y se halla publicado cuál es el recorrido de las murallas».

Además, insiste en que el recinto amurallado guarda una «importante trama urbana de época islámica que debería ser protegida y alberga edificios de gran importancia, como los nuevos Baños Árabes de la Plaça de la Fruita que también deben ser incluidos como BIC».

El escrito de la arqueóloga que ha dirigido a la Conselleria de Cultura y al alcalde coincide casi en el tiempo con la petición de una veintena de catedráticos, profesores universitarios, asociaciones locales y profesionales a la Conselleria y al Ministerio de Cultura para que se declare, por vía de urgencia, como BIC los restos de estos nuevos Baños Árabes de la Plaça de la Fruita. De hecho, el pasado mes de diciembre de 2015 la Generalitat informó de que los Baños Árabes del Mercado Central forman parte del BIC del conjunto histórico de Elche y, como tal, ya están protegidos por esta declaración.

Al margen de esta cuestión, todo apunta a que Aparcisa, la empresa adjudicataria de las obras para acometer el nuevo Mercado Central, podría tener esta tarde luz verde para poder seguir con sus actuaciones. Para ello, deberá contar antes con el visto bueno de los técnicos municipales tras presentar la mercantil las últimas subsanaciones al proyecto.

La concesionaria está convocada esta tarde a una nueva reunión con el equipo de gobierno y los técnicos. No obstante, fuentes municipales quisieron recordar ayer que, aunque hoy se confirme que la empresa puede continuar con su proyecto, esto no significa que ya esté claro que se va a derribar el actual edificio. De hecho, primero habrá que desalojar a los vendedores que aún siguen en el edificio, y luego acometer nuevas catas, por lo que será la Dirección General de Patrimonio la que tenga la última palabra para autorizar o no la demolición del inmueble y levantar uno nuevo con otra filosofía, además de otras actuaciones urbanísticas.