El Parque Natural Agrario de Carrizales y los terrenos de la comunidad de regantes del mismo nombre siguen apostando este año por introducir el riego por goteo en la producción de melones, pero con una vuelta de tuerca más. Técnicos del IVIA (Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias) se desplazaron ayer al entorno de El Hondo para poner en marcha de primera mano un proyecto que quiere comprobar si soterrar los tubos de goteo contribuye aún más a mejorar la eficiencia del riego y a reducir la elevada salinidad del terreno. Para eso, se van a hacer mediciones y se han instalado sensores que recogerán datos que se estudiarán a lo largo de la campaña y al término de la misma, cuando pase el verano, con especial atención a si se aprecian modificaciones en el producto, tanto en cantidad de toneladas cosechadas como en la calidad de los melones, que se distinguen con una marca de calidad por su especial dulzor.

José Miguel de Paz, investigador adjunto colaborador del Centro para el Desarrollo de la Agricultura Sostenible del IVIA, explicó ayer que la investigación entronca con el proyecto Climate-Kic, que reúne a investigadores de Holanda, Italia y España (por medio de Valencia) en torno a cómo mejorar la eficiencia del uso del agua en distintos entornos europeos. La elección de la zona, en Elche y rozando terrenos de la Vega Baja, se realizó teniendo en cuenta que la escasez de recursos hídricos hace imprescindible intensificar los esfuerzos y hallar soluciones «para ser más eficientes, depender menos del agua, mantener la producción y reducir o minimizar la salinización del suelo». Los terrenos de Carrizales han resultado ideales para el estudio, teniendo en cuenta que, como expone el investigador, riegan de los excedentes de Almoradí y de Dolores, con agua que procede del drenaje de riegos anteriores y que llega cargada de sal a una comunidad de regantes que es la última en la cadena y que finalmente la desecha.

Experimento

En este experimento convivirán tres sistemas de riego: por un lado, el riego a manta tradicional (por inundación), el riego por goteo que por primera vez se puso en marcha el año pasado (con los tubos en superficie, aunque cubiertos por plásticos que ayudan a mantener la humedad) y el riego enterrado. Es este último el que se espera que sea más eficiente, que se evapore menos, que penetre más en el terreno y por tanto favorezca que las raíces de la planta desciendan más.

Para obtener después los resultados, el IVIA y los miembros de Carrizales contarán con datos objetivos. Se van a instalar sensores para distintas variables y a diferentes profundidades, para conocer la salinidad o la humedad del suelo, se van a evaluar las pérdidas de agua y se realizarán pruebas de suelo, de planta (para ver fundamentalmente el nivel de cloruros) y de producción (dado que se ha de conseguir mantener la calidad y cantidad).

El cultivo de melones en la zona convive bien con la salinidad moderada del terreno, exponen los expertos, y precisamente es esa característica la que aporta un dulzor especial a la fruta, aunque también provoca que sea algo más pequeña. El presidente de la Comunidad de Regantes de Carrizales, Fernando Antón, también mencionó ayer que «la plantación de melones comenzó hace dos o tres semanas y se mantendrá hasta finales del mes que viene, hasta llegar a plantar unas 350 o 400 tahúllas de las cuales se espera una producción de al menos 350.000 o 400.000 kilos».

Todos los terrenos están en el perímetro del Parque Natural de El Hondo, en la zona entre el Hondico de Amorós y Las Salinas. El año pasado, por primera vez, los productores apostaron por intentar en algunas parcelas el riego por goteo, y lo resultados según concluyeron fueron positivos: «Con el riego por inundación necesitas una gran cantidad para llenar el bancal, aunque riegues menos veces, y con el goteo hemos reducido el uso de agua, por lo que compensa, y el resultado fue excelente porque la calidad incluso se vio incrementada».