Se presentaban en las empresas con ofertas de las que no se pueden rechazar. Convencían a los empresarios y trabajadores para afilar gratuitamente máquinas, herramientas, cuchillos de todo tipo... Y solo con la intención de hacer una demostración sin coste alguno. Con ese cuento se recorrieron entre mayo y julio de 2015 buena parte de los núcleos empresariales e industriales de la provincia, pasando por Elche, Elda, Catral, Monóvar, Alicante... Pero apenas pasaban unas horas o unos días y la situación daba un giro de 180 grados: el empresario, que a tan buen trato había llegado, se encontraba con amenazas de muerte, con avisos de que le iban a destrozar la empresa, le iban a «cortar el cuello» a sus familiares, «romperle las piernas», quemarle la fábrica», «hacer correr la sangre»...

Todas esas expresiones comenzaron a llegar en 2015 en forma de denuncias a la Policía Nacional, que en agosto detuvo a seis personas por delitos de extorsióndetuvo a seis personas por delitos de extorsión. Algunos empresarios pagaron en metálico ciertas cantidades de dinero, otros las ingresaron en las cuentas bancarias que les indicaron, a muchos a continuación les pidieron más... Al menos son 13 delitos, según hizo público entonces el Cuerpo Nacional de Policía, que identificó la relación entre las denuncias por el modo de proceder de los presuntos delincuentes. Tras las detenciones se practicaron dos registros en el chalet del supuesto cabecilla, en La Cañada de Fenollar de Alicante, y se incautaron de 10.000 euros en efectivo y de un segundo «botín» escondido en un zulo bajo una loseta, con otros 83.000 euros (además de joyas que el Juzgado de Instrucción 4 de Elche les ha devuelto porque justificaron su compra con facturas).

La investigación policial deriva ahora, tras la instrucción judicial, en las conclusiones provisionales del Ministerio Fiscal, que pide que se abra juicio oral ante un juzgado de lo Penal de Elche y que se condene a los seis acusados a entre cinco y ocho años de prisión por los delitos de extorsión continuada y de organización criminal, algunos con el agravante de reincidencia.

El relato de hechos del Ministerio Público afirma que los acusados comenzaron a ofrecer a las empresas de la zona de Elche y sus alrededores «una demostración de afilado de herramientas, que en un primer momento decían que era gratuita pero que posteriormente trataban de cobrar amedrentando a los clientes». Les daban una cuenta bancaria y un nombre de mujer como titular (también ella está entre los detenidos), y les advertían de que se atuvieran a «las consecuencias» si no pagaban lo que les pedían. Así lo denunciaron los afectados, a quienes el fiscal pide que se indemnice con las cantidades que pagaron.

Alicates y punzones

A una fábrica de resistencias eléctricas le afilaron unos alicates, varios discos y unos punzones... Pidieron después 7.660 euros, con la amenaza de que «no les importaría cobrar con una camisa blanca y volver con una roja de sangre» (una expresión se repitió en varios casos), «romperle las piernas» a los operarios o presentarse «con 200 gitanos de las Mil Viviendas para ver como sí que pagaba».

Una empresa de prefabricados de calzado les entregó unas cuchillas... En media hora ya pedían 1.200 euros, de los que el gerente pagó 200 porque le amenazaron diciéndole que el jefe del clan era «el patriarca de las Mil Viviendas» y «tenía que rendir cuentas con sus socios».

A otra empresa dedicada a la industria auxiliar del calzado le afilaron seis fresas, por las que le pidieron 2.400 euros. A un hotel de Alicante se prestaron a afilarle con un mecanismo novedoso los cuchillos, y, cuando el director se negó a pagar porque no había ni presupuesto ni aprobación del encargo, le advirtieron de que «le iban a romper los cristales y a cagar por todo el hotel».

En algunos casos, lo afectados denuncian que no dieron siquiera autorización para que se llevaran herramientas, ni para la demostración, y que ni siquiera les afilaron nada. Otros pactaron un precio, pero luego se encontraron con que les decían que había habido un error de cálculo, y que era el doble. Con este supuesto método habrían llegado a «visitar» empresas hasta Almansa y Teulada.