La Guardia Civil ha sorprendido a cuatro hombres que intentaban introducir en España, en un vuelo procedente de Orán, más de mil cajetillas de tabaco ocultas entre comida, en las maletas facturadas en la bodega del avión y hasta pegadas al cuerpo bajo la ropa. La Oficina de Análisis e Investigación Fiscal (ODAIFI) del Aeropuerto analiza previamente al aterrizaje las listas de pasajeros en los vuelos que se consideran «calientes», especialmente los extracomunitarios, y en concreto Rusia y Argelia para el caso del contrabando de tabaco. En este caso, se seleccionó a varias personas «cuyo perfil contiene indicadores que los investigadores asocian a comportamientos contrabandistas», según un comunicado hecho público por la Comandancia de la Guardia Civil (y de acuerdo con criterios que no se difunden por evidentes motivos de seguridad).

Al inspeccionar los equipajes de mano y maletas facturadas de estas personas, cuatro de ellos -todos de nacionalidad argelina- fueron sorprendidos con un «alijo» que intentaban ocultar entre objetos algo sorprendentes. Los agentes del Instituto Armado se encontraron con cajetillas de tabaco camufladas, por ejemplo, en un gran contenedor de plástico a modo de tartera gigante repleto hasta los topes de cuscús: Al apartar un poco la comida aparecían los cartones de tabaco, envueltos en papel de plata.

En otro caso, las cajetillas habían sido cuidadosamente ordenadas en la base de otras tarteras y cubiertas de pastas y galletas, que a malas penas permitían ocultar lo que había debajo. Un escondite similar lo constituían varios envases de zumo de grandes dimensiones, «tetrabricks» manipulados por su base para que en el interior, en lugar de líquido, se alojaran perfectamente encajadas doce o dieciséis cajetillas de marca «Winston».

La cuarta de las personas denunciadas llevaba el cargamento directamente sobre el cuerpo, oculto bajo la ropa con una especie de cinturón casero que se había fabricado con poco más que unas gomas elásticas y unas cintas de precinto adhesivo. De esta manera, llevaba consigo más de 50 cajetillas de marcas «Marlboro» o«Gauloises».

La diferencia de precio y de política fiscal sobre el tabaco dentro y fuera del Acuerdo de Schengen convierten el contrabando en una práctica que algunos intentan con la intención de ganar dinero en la venta fraudulenta en España, pero que en casos como estos acaba saliendo bien cara.

Los cuatro hombres implicados en esta ocasión han sido, con esto, denunciados por una infracción administrativa. La Guardia Civil estima que el millar de cajetillas de tabaco que se han aprehendido podrían haberse vendido por un precio de 4.500 euros en España, eludiendo por completo el pago de impuestos. Es por eso que la introducción de tabaco -no ya en el territorio nacional, sino en la Unión Europea- está limitada a cantidades que se consideran de consumo habitual de un fumador.

Sergi Ferrando