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Óscar López: «Si todo sale bien se agradece al anfitrión. Si algo sale mal, ya saben a quién mirar»

El experto se queja del trato que recibe su profesión en las librerías o en el SEPE

El ilicitano y conocido Óscar López, en una instantánea tomada ayer . ANTONIO AMORÓS

¿Cómo afronta esta nueva responsabilidad tras recibir este encargo de delegado territorial?

Con el compromiso y la ilusión de poder ayudar a mis compañeros de disciplina y de hacer una destacada labor de comunicación y pedagogía del mundo del Protocolo.

¿Qué proyectos le gustaría poner en marcha?

Hacer de umbilical entre los profesionales que hay en Castellón, Valencia y Alicante. Quiero sumar. Quiero que todo el que trabaje en Protocolo de las instituciones públicas, en entidades, en empresas o en empresas propias de Protocolo y Organización de Eventos en la Comunidad se asocie. No solo a los que trabajan, sino también los que han trabajado, cuya experiencia la pueden compartir con sus colegas que lo hacen hoy. Y también quiero incorporar al que tiene estudios en Protocolo e incluso a los que los están cursando. Y conforme se vayan sumando a la asociación voy a ponerlos a todos en contacto.

¿Tiene el Protocolo la consideración que se merece?

Sí. Y los que no se la dan es porque no conocen las facilidades que tiene. El protocolo no impone ni obliga a nada, salvo algunos aspectos, como la ordenación de autoridades o cuidado de los símbolos que recogen las leyes. El protocolo determina algunas cuestiones para el buen desarrollo de los actos.

La gente no se imagina el trabajo que implica esta responsablidad: fines de semana, hasta altas horas de la noche....

Somos responsables de lo que no se ve y de los que no se ven. De los miles de detalles que cuidar y de los colaboradores que intervienen en el buen desarrollo de los actos. En Protocolo se tienen que notar nuestros efectos y no nuestros esfuerzos. Cada acto es como montar un puzzle al revés, tienes muchas piezas que vas poniendo, pero la foto de la caja, hasta que no termina, el acto no sabes cuál es. Por eso es una aventura entre la rutina y lo nuevo. Cuando todo sale bien siempre se lo agradecen a la autoridad o al anfitrión y cuando algo sale mal, ya saben a quién mirar. Yo cuando veo caras felices o incluso lagrimas sé que todo va bien. Cuando veo otros rostros, no estoy tranquilo. Es verdad que son muchas las horas de trabajo. Cuantos más festivos y más puentes tiene un calendario, más trabajo tienen los de Protocolo. En mi caso recuerdo con especial cariño el trabajo tan intenso y tan apasionante durante las Fiestas Patronales. Acabábamos muy tarde y al día siguiente empezábamos muy pronto. Siempre estamos antes de que lleguen (las autoridades y los invitados) y siempre nos vamos después de que se vayan. Una compañera, que trabajaba en la organización de visitas de Jefes de Estado a España, contaba que su trabajo terminaba, no cuando se montaban al coche las autoridades y se iban al aeropuerto, sino cuando salían de su espacio aéreo.

¿Hasta qué punto es importante el Protocolo en la sociedad en la que vivimos?

Salvaguarda nuestras tradiciones, usos y costumbres, nos ordena y, en definitiva, nos hace mejores personas.

La gente desconoce que Protocolo un grado universitario...

Desde hace unos años tenemos la suerte de que Protocolo es un grado universitario. En este sentido, Elche siempre ha estado a la cabeza en la formación de esta materia. Hay muchos profesionales en España y fuera de nuestras fronteras que se han formado en las aulas de la Universidad Miguel Hernández a través de la Escuela Internacional de Protocolo, hoy Instituto Mediterráneo de Estudios de Protocolo.

¿Cuáles son los nuevos retos de esta disciplina?

Vamos a impulsar desde la asociación la creación de los colegios profesionales en todo el territorio nacional. Que los profesionales se sientan respaldados por su propia profesión. Incluso estamos trabajando desde la asociación porque la profesión sea reconocida como un empleo. Que si uno se jubila o va al paro le pongan al lado extrabajador de protocolo, como le pasa al resto o la mayoría de profesiones. Ahora el SEPE (antiguo INEM) nos etiqueta como trabajadores de la familia del marketing, la publicidad o la comunicación. Un agravio similar que tiene nuestra profesión lo vemos en las librerías. Los libros de Protocolo suelen estar en los estantes de cocina, libros de autoayuda y hasta en una ocasión vi algunos ejemplares en la zona de ciencias ocultas. Creo que tan oscuros no somos ¿Verdad? (risas).

Usted ha sido responsable de Protocolo en los ayuntamientos de Orihuela y Elche ¿Qué balance hace de aquellas experiencias municipales?

Sin duda alguna son experiencias inolvidables. Cada día era una aventura nueva. Y por muchas horas de vuelo que tuviera, siempre aprendías algo nuevo cada día. He conocido a gente importante. A gente apasionante. Y he conocido a grandes profesionales, con los que he compartido muchas horas de trabajo. Algunos de ellos me han dedicado lo mejor que tienen: su tiempo. Y lo compartían conmigo para que todo saliera bien en los actos. Hay que ser agradecidos y huir de altiveces. Cuando terminaba un acto siempre agradecía a todos los colaboradores su trabajo.

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