Han transcurrido ya once meses desde las pasadas elecciones municipales. Como todos conocemos, aún siendo el Partido Popular la fuerza más votada, del resultado de estos comicios se conformó un tripartito que, por primera vez en la historia de la democracia en Elche, impidió que el partido ganador formara gobierno. Desde el mes de junio nuestra ciudad está gobernada por un tripartito compuesto, primeramente, por PSOE, Compromís e Ilicitanos por Elche para, desde el mes de enero, y con la expulsión del Gobierno de los dos concejales de I x E, ser sustituido éste por el Partido de Elche.

Ha pasado casi un año. Ya no caben las excusas. El balance de estos meses no puede ser más desastroso: paralización, falta de voluntad para tomar decisiones, inactividad de la mayoría de las áreas del Ayuntamiento, resoluciones que se posponen, exhibición de una endémica debilidad en el pacto de gobierno, reparto de asesores como cromos y todo esto sostenido en una flagrante falta de liderazgo en la figura del alcalde, del máximo responsable del Ayuntamiento y de la ciudad: Carlos González.

El diagnóstico para llegar a estas conclusiones (que es subjetivo, claro) se fundamenta en las siguientes acciones (o inacciones, según se mire):

Poco sabemos del proyecto del nuevo Mercado Central. Sólo sabemos que el sr. alcalde ha ido dando fechas para resolver esta importantísima cuestión y que todas han pasado. Primero fue noviembre, luego enero, luego febrero. Estamos ya en abril y sobre este gran proyecto de ciudad promovido por el anterior gobierno y que debería estar ya en marcha sólo sabemos lo siguiente: que ha habido varias reuniones con los placeros, que el tripartito elude asumir su responsabilidad, que estamos manteniendo dos edificios a la misma vez, que parece ser que el problema ya no es el parking (ese fue el argumento en el anterior mandato para su posición contraria) que la indemnización sería millonaria si el equipo de gobierno decide la paralización del proyecto y que los placeros no tienen respuesta a casi nada. Inacción, mentiras, ocultación de datos y posibles repercusiones millonarias para el bolsillo de todos. Mientras tanto, nuestro hermoso centro histórico languideciendo, cerrando locales, a la espera de la construcción del nuevo Mercado que, sin lugar a dudas, se convertirá en un revulsivo para nuestra ciudad.

Pero es que nada o poco sabemos de la continuación de las obras del nuevo barrio de San Antón, de las obras de alcantarillado de la Peña de las Águilas y en qué queda la acción del Ministerio, de las obras de restauración del Gran Teatro, de la lucha contra el picudo, de la gestión y riego y cuidado de los huertos, del uso del huerto de Las Clarisas, de los planes para dinamizar el sector industrial, de la continuación de la Ronda Sur en la franja Oeste de la ciudad y, así, de un largo etcétera.

A la luz de todo lo detallado, díganme ustedes si no se deduce que el actual equipo de gobierno está trabajando más bien poco; si no se deduce que el tripartito no está haciendo nada.

De fotografías, viajes, debates que no conducen a nada, de venta de humo e iniciativas que se anuncian pero no se llevan a la práctica tenemos mucho estos últimos once meses; pero de acción de gobierno, proyectos de ciudad e iniciativas claras y constructivas tenemos muy poco o nada. Gestionar una ciudad es mucho más que salir en una foto. Gestionar una ciudad requiere voluntad y ganas, profesionalidad y esfuerzo, liderazgo, generosidad y humildad sin límites. Hemos perdido, todos, casi un año con la inacción del tripartito. Todos los proyectos de ciudad iniciados por el PP o están paralizados o, directamente, no están.

Nosotros, desde el Gobierno, nos equivocamos, sin duda (porque trabajamos mucho durante los cuatro años), pero es innegable que pusimos en marcha proyectos para construir. No nos supimos explicar del todo bien, pero supimos tomar la iniciativa. El actual tripartito no sólo no tiene iniciativa sino que «vive» de la gestión económica y financiera que desarrolló el PP desde 2011 a 2015. Ellos lo saben y también lo sabe la mayoría de la opinión pública de la ciudad.

Gobernar y buscar el bien común también implica saber aceptar las cosas buenas promovidas por quien nos ha precedido en el gobierno, actitud que el tripartito jamás apenas ha demostrado. Se han instalado en el reproche constante, en deshacer lo construido, en contratar asesores y en paralizar todo buena parte de lo que el PP puso en marcha. Esto no es gobernar, es otra cosa.

Aún quedan tres años de mandato. El PP va a seguir haciendo una oposición responsable, constructiva, pero también firme y constante (quizá seamos el único grupo político que haga oposición los próximos tres años). El tripartito va a contar con nuestra colaboración responsable y con nuestra oferta de diálogo siempre y cuando sea para el bien de nuestra ciudad, de los ilicitanos; pero que no olvide que no vamos a callar y que asuma que no vamos a dejar de levantar la voz ante su inacción o sus errores. Con respeto, pero con firmeza. Y, a la vez, vamos a trabajar en conformar una alternativa ilusionante para los ilicitanos, contando con todos y con la máxima receptividad hacia las propuestas que recibamos, vengan de donde vengan, porque desde el año 2019 habrá que realizar un gran esfuerzo para recuperar en el tiempo perdido.

Responsabilidad, altura de miras, trabajo y búsqueda del bien común: estos son los principios que deben inspirar nuestra forma de trabajar durante los próximos años. Sólo siendo coherentes con ellos y asumiendo que Elche y los ilicitanos están por encima de todo podremos volver al gobierno de la ciudad en 2019. Esto es lo que esperan de nosotros los casi 33.000 ilicitanos que nos apoyaron y los otros muchos miles que no lo hicieron. Mientras tanto, para los próximos años de mandato esperamos, por el bien de todos, que el tripartito empiece a asumir que tienen que tomar decisiones, que éstas siempre generan posiciones contrarias aún cuando busquen lo mejor para todos, que tienen que gobernar y trabajar por una ciudad mejor, con más empleo y de mejor calidad; por una ciudad más justa, más limpia, más cultural; por un Elche de todos y para todos.