Cierres que no cesan. El casco antiguo continúa sufriendo la bajada de persianas de establecimientos, hasta tal punto que la Asociación de Comerciantes del Centro calcula que desde que empezó el año se producen hasta dos cierres por semana.

Y es que, el panorama en las calles parece poco alentador donde persiste la mala racha que dejó el 2015. Carteles de «se traspasa», «liquidación por cierre», candados puestos y locales tapiados... La falta de ventas, los elevados precios de los alquileres, la dificultad para aparcar y la escasez de afluencia de gente en la zona son los principales motivos a los que aluden los comerciantes.

«Abrimos en mayo, con la ilusión de emprender un nuevo negocio en una zona de la ciudad privilegiada, pero nos hemos encontrado con muy pocos clientes. El centro se ha quedado para la gente mayor. Entre semana sólo pasan por la calle los que viven por aquí», señala la encargada de una tienda de complementos de la calle Troneta, que está pendiente de cerrar. Una zona donde esta misma semana ha echado el cierre una tienda de ropa infantil y recientemente han bajado la persiana otro establecimiento de lencería y otro de moda de mujer.

Ella, al igual que la gran mayoría de comerciantes han de lidiar con alquileres de 1.000 euros mensuales, que dependiendo del local, todavía se elevan más. «Desde que yo abrí he visto cerrar negocios todos los meses, algunos de ellos sin superar el año. En cerrar la tienda, vamos a probar con una frutería, a ver si funciona y si no, nos marcharemos», explica la comerciante.

No muy lejos, en la calle San Jaume, próxima al Mercado Central, otro local cerrará la próxima semana, después de un año y medio.

«No hemos podido mantener el establecimiento abierto más tiempo, pese a que desde el principio pusimos precios muy económicos. Si el invierno es difícil, el verano lo es todavía más porque la gente se va a la playa y al campo», señaló la dependienta de una tienda de ropa y complementos.

Y es que, en esta misma calle, en lo que llevamos de 2016, una floristería y una cafetería también han decidido no continuar con sus negocios. El traslado de la mayoría de los placeros del Mercado Central al provisional, hace casi un año, ha afectado, según lamentan los comerciantes, a sus ventas ante el descenso de gente que transita por la zona céntrica.

Liquidaciones

Y así, ante una actividad económica con dificultades para remontar en el centro de la ciudad, los negocios que resisten coinciden en la falta de consumo, por lo que muchos han apostado por liquidar todos sus artículos de invierno para quitarse de encima del stock y atraer, de paso, a los clientes a sus establecimientos.

En esta línea, otros comercios se han visto obligados a mantener las promociones y los descuentos casi todo el año, pese a no estar en ninguna campaña específica, con el fin de animar las ventas.

Frente a ello, la Asociación de Comerciantes del Centro (NACE) es consciente de la falta de motivación en el sector ante el actual panorama, pero reivindica una mayor implicación para sacar a flote el casco antiguo y conseguir reactivar la zona, con el apoyo y las ganas de todos los asociados y no sólo de unos pocos.

«Vamos para atrás. Cuando los establecimientos agotan la fianza no les queda nada más que cerrar, después de haber invertido grandes cantidades en acondicionar el local y, al final, se van con las manos vacías», señalaron desde la directiva de NACE. El colectivo añadió, además, que «las tiendas del centro exigen muchas reformas para ponerlas a punto, ya que son muy viejas y necesitan cumplir con la normativa».