El problema que presenta el pavimento del paseo Eres de Santa Llúcia no se debe, únicamente, a la mala calidad de la caliza que se colocó en el centro, cuando el anterior gobierno municipal, del PP, enterró en 2013 las jardineras de rosales, para propiciar la instalación de terrazas de establecimientos de ocio, con el consiguiente rechazo de los vecinos.

Arquitectos han apuntado a que la plaza se diseñó en 1991 para que el agua de lluvia fuese a parar a los parterres, que se crearon en el centro, y que, hasta la actuación del equipo de Mercedes Alonso, estaban llenos de rosales.

Uno de ellos, el catedrático de Arquitectura de la Universidad de Alicante, Gaspar Jaén, aseguró a este diario que, «cuando se creó esta plaza, se dirigieron todas las pendientes al centro, orientadas a los parterres, para recoger en ellos el agua de lluvia, y aprovecharla para el riego de los rosales que se plantaron».

Por eso, apuntó el arquitecto ilicitano, «estamos ante un ejemplo simbólico de cómo los políticos omnipotentes piensan con los pies en lugar de con la cabeza». Tal y como recordó Gaspar Jaén, los parterres tenían bastante profundidad, para que fuesen capaces de absorber grandes cantidades de agua, y evitar que la plaza se inundase, pero, al taparlos con hormigón, la zona se ha quedado sin desagües, y el agua se acumula en el centro.

De esta forma, y unido a que la piedra caliza que se utilizó para tapar los parterres no era de la misma calidad que el resto, como informó el actual edil de Vía Pública, Héctor Díez, la concentración de agua en el centro del paseo, cada vez que llueve, acaba afectando al pavimento, manchándolo de negro, como está actualmente, y propiciando roturas por la humedad que se crea debajo de las losetas de caliza.

El arquitecto Gaspar Jaén apuntó que la única solución técnica que se le puede dar a este problema es volver a crear los parterres. Una fórmula que el mismo arquitecto avanzó que «sería muy cara», ya que las jardineras se rellenaron completamente de hormigón, por lo que recuperarlos sería muy costoso para unas arcas públicas donde hay pocos recursos para estos menesteres.

Petición

Los vecinos, por su parte, coinciden en que se deberían recuperar los rosales para acabar con el problemas, y devolver al espacio su estado original.

«La plaza estaba más bonita con los rosales», afirmaba ayer por la tarde un comerciante de la zona, mientras una vecina, Ángeles Marco, decía que «si el suelo va a estar siempre así (negro), lo mejor será que se planteen recuperar las jardineras, ya que las terrazas de los bares se podrán seguir colocando a su alrededor, y todo estaría más bonito».

El vecino Miguel Durán también se sumaba a la petición para recuperar los rosales que, tal y como dijo, «se quitaron con muy malas formas, yo diría que ningún vecino estaba conforme con la actuación que se estaba realizando en aquel momento, por lo que se deberían haber recuperado las jardineras».

«Estamos en una zona céntrica, que hay que cuidar al máximo» apuntaba la ilicitana Rosa Campello, mientras pasaba por los alrededores del paseo y analizaba el estado del centro de la plaza. Tras ella, otra pareja de vecinos se manifestaba de la misma forma, a favor de recuperar los rosales de Eres de Santa Llúcia.

Y es que los vecinos preferirían que, en su día, se hubiese dejado el paseo como estaba, con una zona central llena de flores que, como se ha comprobado ahora, no sólo tenían la función de adornar el entorno con diferentes colores, sino que también servía como sistema de evacuación de aguas pluviales sostenible, ya que aprovechaba la lluvia para regar los rosales. En su día, ya hicieron palpable su reivindicación, aunque no se les hiciera caso.