Minutos antes de las doce, Georgi Todorov, de raíces búlgaras, aparecía, acompañado de su familia, a las puertas del Consulado de Grecia en la Comunidad Valenciana, con sede en Elche. Nervios e ilusión impregnaban el ambiente hasta la llegada de la novia, Eleni Archontidou, de origen griego. Estaba a punto de producirse la «gran boda griega», donde ambos serían los protagonistas del primer matrimonio que celebra este Consulado en toda la Comunidad.

Poco después, la presencia de Eleni no se hizo de rogar, llegando a la sede, en el barrio de Altabix, y realizando un guiño a su país, ya que vestía los colores de la propia bandera de Grecia, azul y blanco. Del mismo modo, Georgi portaba dichos colores en su corbata, acompañando a Eleni en dicho homenaje.

De esta forma, ambos, que se conocieron en la Asociación Reto a la Esperanza, «tras un pasado complicado», según matizaron, no dudaron en darse el «sí, quiero», en un ceremonia civil con elementos ortodoxos, oficiada por Manuel Serrano, cónsul de Grecia en la Comunidad Valenciana, Albacete y Murcia.

La ceremonia, que se celebró en dos idiomas, castellano y griego, estuvo cargada de simbolismo y emoción. Para la ocasión, Eleni y Georgi, ambos integrados en la Iglesia Ortodoxa, habían solicitado la presencia de los Evangelios en su boda, por lo que juraron su amor ante ellos, y como se realiza en la mayoría de enlaces nupciales, intercambiaron sus anillos. Posteriormente, el cónsul obsequió con un clavel rojo a cada uno de los contrayentes. Estos, cargados de simbolismo, habían sido previamente santificados en Santa María en la pasada procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, por lo que el cónsul quiso hacerles entrega de ellos.

Más tarde el enlace se sellaba con un beso y las firmas de los novios y los testigos, que, para más casualidad, también era un matrimonio griego y búlgaro.

Sin embargo, la boda contó únicamente con la presencia de los familiares del novio, que regalaron a Eleni diversos ramos de flores y chocolatinas. Y es que los allegados de la novia residen en Orestiada, una región del Norte de Grecia, fronteriza con Turquía, entre Macedonia y Tracia, por lo que no está previsto que lleguen a la ciudad hasta el jueves. No obstante, esto no fue impedimento para que, tras finalizar la ceremonia, toda la familia acudiera a un restaurante a celebrar el enlace.

Una vez realizado el matrimonio civil, es obligación del Consulado informar a las autoridades griegas del enlace nupcial, ya que son dos trámites que se realizan por separado. Por ello, el cónsul procedió a realizar el registro para enviarlo a Grecia. «Ahora están legalmente casados, pero, hasta que el registro no los inscriba, no estarán casados para Grecia. Esto es muy importante porque allí, si no se informa al Estado griego de los enlaces y separaciones, puede llegar a entenderse en algunos casos que hay bigamia», según explicó Manuel Serrano tras la ceremonia.